De vacaciones por el sur me tiré a una del norte
Fecha: 31/07/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: El Manso Embravecido, Fuente: CuentoRelatos
En los años 90, cuando yo tenía 21 años, en plena era grunge, me cogí prestada la autocaravana de un tío por parte de madre y me dirigí al sur, a una localidad andaluza.
Aunque podía estacionarla en cualquier lugar, preferí hacer una reserva en un camping cerca de la playa.
Una vez que entro en el recinto me encuentro con un lugar paradisíaco. Había palmeras por todas partes, bancos de piedra, mucho césped y fuentes.
Estacioné frente a la autocaravana de un matrimonio de franceses de unos cincuenta años de edad. Tenían una hija de 19 años. Era rubia y con ojos verdes. Muy pecosa.
Se sorprendieron al ver que llegaba solo, sin padres o amigos. Intimaron mucho conmigo, considerándome como a uno más de la familia.
Yo ocupaba el día haciendo algo de footing por el paseo marítimo, sobre todo por las mañanas. Por las tardes me pegaba algún chapuzón en la playa y me bronceaba algo, aunque no mucho (no me gusta abusar del sol), y leía alguna novela de piratas tumbado en la arena, mientras de fondo escuchaba el oleaje del mar.
Por la noche, no podía faltar el frecuentar algunos locales de moda. Techno y ritmos latinos no faltaban en pubs y discotecas por las que me moví. También visité con asiduidad un local para motoristas donde echaban Rock, aunque en este lugar escaseaban las chicas sin pareja. Por desgracia, en este pub había buena música pero pocas oportunidades de mojar el churro.
Camile, que así se llamaba la hija del matrimonio francés del camping, se ...
... aburría un poco, al no tener amigas con las que salir por la noche. Ella no se atrevía a andar sola por ahí.
Entonces una tarde le comento, que podría sugerirle a sus padres el que ella me acompañase de juerga, como amigos, y así saldría a divertirse de noche sintiéndose segura.
Con la aquiescencia de sus padres, esa misma noche salimos de marcha juntos y nos fuimos a un local de Techno. Camile estaba muy hermosa con su melena rubia suelta, una blusa blanca que trasparentaba y dejaba ver un sujetador negro, unos jeans rotos y zapato plano.
Mientras yo fui a la barra a pedir unas consumiciones, ella se dirigió a la pista de baile. Yo observaba en la distancia, cómo Camile con sus contoneos sensuales les iba calentando la bragueta a tres o cuatro guiris cazurros. Cuando me acerqué a ella con las bebidas, me dice:
–Ya ves que tengo unos cuantos pretendientes, pero esta noche quiero follar contigo.
–No debes sentirte obligada a nada. Para mí es un placer acompañarte e invitarte. Tu presencia me hace la noche más grata –le suelto yo.
–Si te echo un polvo esta noche no es por cumplir, por agradecimiento, sino porque me pones mucho. Además, somos vecinos de camping y eso da mucho morbo.
La verdad es que en aquel camping me sentía como Huckleberry Finn en su cabaña del árbol. De noche parecíamos una caravana de un western haciendo una parada, dirección a California.
En fin, que Camile y yo recorrimos casi todos los locales de la villa. De madrugada todas las ...