1. CARLOS-KARLA (EL COMIENZO-ORAL)


    Fecha: 30/03/2018, Categorías: Dominación Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... mis bolitas. Igual y no era muy fuerte la manera en que lo hacia pero si me provocaba mas que nada pánico el pensar que en un momento dado me propinara un madrazo como los que sabia dar cuando jugaba fut. Daniel mientras tanto sonreía maliciosamente diciéndome: -¿Qué? ¿Te duele? – y la punta de su pie se me internaba en la piel. -No mames gordo. No me digas que te duele. Jajajajaja! – Y seguía- ¡Si ni huevos tienes! Siguió martirizándome de esa manera mencionando que para lo que yo hacia no necesitaba mis tanates. Su punta se paseaba peligrosamente por toda mi área genital. Yo me sentía morir del miedo. Para terminar no se como le hizo pero acomodo su patota de tal manera que mis huevitos quedaron debajo de la planta de la punta de su pie y empezó a presionar. SI. Estaba a punto de caparme apretando mis panditas debajo de la suela de su zapato. Aquí si de repente sentí un dolor agudo que me empezó a embargar de abajo hacia arriba y con cara de suplica solo se me escapo un ahogado: -¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaayyyy!!!- al ver mi cara dejo de presionar pero muy lentamente para decirme. -Escúchame bien putito. Escucha. No eres nada. No vales nada. Vales madre. No sirves para nada. No eres un hombre. Eres un despojo. NO te sabes defender. Así que mas vale que escuches bien y aceptes que vas a hacer lo que yo te diga si no la quieres pasar peor de cómo hasta ahorita. ¡O JURO QUE TE LAS REVIENTO PUTO! Desde el suelo donde me encontraba sus ojos se mantenían fijos en mí. No le podía ...
    ... quitar la mirada. SU mirada acompañada de sus palabras me embelesaba. Se veía portentoso. Se veía gigante. Se veía excelso. Yo desde el suelo y en mi precaria situación lo único que podía hacer era asentir para mis adentros y en realidad por mas que me doliera aceptar que todo aquello que decía era cierto y que además en alguna ocasión ya lo había yo pensado. En ese momento sus palabras atravesaron y se implantaron en mi cerebro. Tenía razón. Yo era un gordo inútil. NO podía competir con el. Si lo hiciera me iría muy mal tal y como hasta ese momento me había ido. Recordé el día en que se chingo a Abel y como sangre le escurría de la cara. Pude sentir desde mis huesos el terror causado por sus golpes en la cara de mi amigo y el terror que me causaba su presencia en el salón. Por fin lo comprendía y lo aceptaba. Daniel se salto mis piernas y caminando hacia mi cabeza se paro junto a mi viéndome fijamente a los ojos me escupió en la cara atinando de lo lindo a un lado de mi nariz y de uno de mis ojos. Apenas si pude cerrarlo para que su saliva no me entrara en el ojo. -Ven para acá… ¡puto! –remarco aquella palabra que desde ese momento como si me hubiera bautizado me acompañaría durante mi dolorosa adolescencia. Yo temblaba. MI cuerpo temblaba tanto por el exceso de cansancio físico como por la humillación de la que era objeto. Me rodé literalmente como pude para poder apoyar las manos y ponerme de pie. Apenas si lograba empezar a alzarme cuando una dolorosa patada en mis nalgas me ...
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