1. Gracias a Felix...


    Fecha: 30/03/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... me pareció gracioso en él-. Te voy a decir una cosa –se mojó los labios y cerrando los ojos, con expresión de saber muchas cosas, me confesó esto-: si te asomas por esta ventana de aquí, Blas, amigo mío, verás el edificio de enfrente, en el que vivo yo... y verás que desde una de la ventanas de mi habitación se ve... la tuya, la de tu ordenador... –yo tragué saliva lo más silenciosamente que pude porque tenía la boca seca: no pensaba qué me querría decir, pero me puse rojo al imaginármelo; seguí escuchando-: y siento decirte que te he pillado varias veces estudiando... y otras veces jugando con tu ordenador. ¡Y no solo con el ordenador, cabroncete! Quiero decirte que te he pillado varias veces sentado frente a la pantalla, desnudo, y haciéndote unas pajas bestiales, durante más de una hora a veces... ¿a que sí? Yo no supe qué decir. No podía tragar. Quería que el sofá me engullera; Félix deslizó su mano hasta la mía, y se inclinó un poco más hacia mí: -Y también se ve desde allí –me indicó, haciendo un ademán señalando mi ventana- lo que ves en el ordenador... Siento mucho, siento muchísimo que un día cogiese los prismáticos. ¿Las fotos de tíos en pelotas que buscabas en internet eran para un trabajo? –y enseguida, al verme tan azorado, cambió de tono, volvió a sonreir-. ¡Que no te digo que esté nada mal! ¡Qué va, amigacho, ni mucho menos! -Mira Félix, es verdad que busco esas fotos en internet. ¿Y? -Nada... nada, solo que hubo otra cosa que no me quedó nada clara, pero que ...
    ... nada clara. -Si quieres dejo de utilizar internet... como es tu casa, supongo que me dirás esto para... Pero no seguí porque Félix, que hacía tiempo que se había desabrochado su pantalón, se puso en pie y dando un paso a horcajadas se los bajó delante de mí hasta las rodillas, y se bajó sus inmaculados slips hasta por debajo de unos huevos peludos y redondeados, los cuales colgaban muchísimos más que los míos. Enmudecí ante la poye vibrante de Felix: un garrote gordo, recto y muy cercano a mí, desde luego. Félix, que estaba con las piernas abiertas, una mano sujetando sus cojones y la otra subiéndose la camisa, me mirada sonriendo: -¡Coño, Blas, no te acojones! Todo esto lo decía porque a ninguno de mis amigos les he visto una poya como la tuya, que por cierto, je je, no estoy seguro si es tan grande como aprecié desde mi ventana... Si tuvieses web podrías enseñársela a Bambino, o mejor decho, a mí... ja ja ja, ¡sorpresa! -Qué cabronazo... –le dije..., aunque no pude hacer otra cosa que sonreír, sentado como un pasmarote en el sofá, frente al cara dura de Félix.- Qué mirón de mierda... -Qué va!!! –dijo, y zarandeó su mástil un poco más-. ¡Oye, que te estoy echando un piropo! Pero mi mente ya se había desatado: capté todo el esplendor de ese hombre: vientre peludo, pero muy plano me pareció para su edad, buen pecho lobo (firme, prieto), y una poya que gritaba "cómeme, cómeme". Dios... Sin embargo él se agachaba ya diciendo algo: "a ver tu juguete de cerca, a ver..." Y riendo me ...
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