Una orgia en el bar swinger
Fecha: 04/07/2024,
Categorías:
Lesbianas
Tus Relatos
Autor: rincondelmorbo, Fuente: RelatosEroticos-Gratis
... fantasía era Stefy y suponía que ella le había sacado suficiente información a la amiga del trabajo, así que me encomendé a la sabiduría de Stefy, yo al fin y al cabo iba con la mentalidad de una puta de calle que se deja llevar sin oponer la menor resistencia y dejé el pudor y la vergüenza en la casa e iba preparada para todo. Yo sentía muchas mariposas en mi estomago, pero me quedé cayada, no le hice el menor comentario a Stefy, era ella la que dirigía la orquesta esa noche, y yo iba a marchar al paso que ella marcara.
Lo primero que pasó al entrar al bar era que había que quitarse toda la ropa y cubrirse con una toalla, así que a la mierda la lencería y los vestiditos de putas que llevábamos, eso me desencajó un poco porque yo me sentía más arrecha dejando que me vieran con la lencería puesta, pero con esa toalla me sentía indefensa y me puse un poco tímida. La cosa fue que nos pusimos las benditas toallas y Stefy y yo nos sentamos en un sofá, yo por mi parte estaba más que perdida, sin saber que hacer, y para colmo Stefy no musitaba palabra alguna.
El bar estaba repleto, yo me dediqué a deleitar la vista, había mujeres de todo tipo, altas, bajitas, culonas, tetonas, de todo lo que se pueda imaginar. Yo le eché el ojo a una monita con cara de ángel, cada cuanto cruzábamos las miradas y cuando estaba besando a su pareja se quedaba mirándome fijamente a los ojos, tenía unos ojos grandes y azules, las tetas pequeñas y me moría de ganas de verle el culo, pero ni modo, ...
... estaba sentada, así que estaba a la espera de que se parara para podérselo ver, lo que más me arrechaba es que tenía la piel muy blanca, parecía toda una princesita inocente, y a mí eso me mata de la arrechera, me encanta corromper a una niña inocente y volverla toda una puta en mis manos.
Estaba tan arrecha de que la monita se hubiera fijado en mí, que agarré a Stefy del pelo y le di un delicioso beso para darle rienda suelta a mi arrechera.
Le conté a Stefy de la monita, le dije que no me quitaba los ojos de encima, así que se la mostré a ella y no dijo nada, pero su sonrisa me dio a entender que le gustaba que yo ya hubiera entrado en el juego. Mientras le besaba el cuello a Stefy le pregunté al oído que cuál era la mujer en la que ella se había fijado. Se quedó mirándome a los ojos, me agarró del cuello y me preguntó que si en verdad me arrechaba que ella estuviera mirando otras mujeres, yo la volví a agarrar del pelo y le dije que sí, que esa noche éramos un par de perras y que todo estaba permitido. Stefy la señaló, era una peli roja despampanante, con una nariz muy pulida, labios gruesos y unas pecas en la cara que le daban un aspecto de muñeca de lo más hermoso que uno se pueda imaginar, pero Stefy me dijo que ni una sola vez ella había volteado a mirarla, mientras que Stefy no le quitaba los ojos de encima.
Lo cierto es que la noche fue pasando y el alcohol empezó a hacer efecto, se podía ver a las parejas besándose y tocándose sin el más mínimo pudor. A mí esa ...