El amigo invisible
Fecha: 21/09/2017,
Categorías:
Masturbación
Autor: amanuense, Fuente: xHamster
... era Martínez sería algún otro queriéndose hacer el graciosito. En cualquier caso seguro que era un hombre. ¿O tal vez una mujer? Dicen que nadie mejor que una mujer para conocer las necesidades de otra, pero… ¿quizás la propia Eva? No, no, era un regalo más propio de un hombre. Seguramente Silvia no se definiría a sí misma como una mujerechada p’alante, más bien al contrario, un tanto tímida, romántica y soñadora, pero tampoco era una mojigata, aunque en ese momento se sintiese escandalizada. Había tenido sus novios, y había disfrutado del sexo con ellos. Es más, hasta una vez con Marcos practicó el sexo anal, aunque eso no se lo había contado a nadie, en primer lugar porque no es la clase de confidencias que se hacen en el trabajo, pero también y sobre todo porque la experiencia no resultó totalmente satisfactoria. Pero, ¿qué hacen estos pensamientos en mi cabeza?- pensó Silvia- este regalo me tiene completamente alterada. Cerró los ojos, respiró profundo, y se centró definitivamente en la contabilidad que le esperaba sobre la mesa.Otro día no hubiese dicho eso, pero afortunadamente aquel lunes había sido agotador. Las llamadas, aquel asiento que no conseguía cuadrar, la luz absorbente de la pantalla de ordenador… ni siquiera se acordaba de su regalo. Había evitado las pausas, la máquina de café, las idas al baño acompañada, y al salir se había puesto los auriculares para no enterarse si alguien la llamaba. Llegó a su apartamento, se quitó los zapatos y descansó. Justo antes ...
... de cenar se dispuso a preparar las ropas que llevaría al día siguiente. Para ir perfectamente conjuntada, obligaciones de una mujer de estos tiempos, tenía que cambiarse el bolso. Llevó el que había usado ese día al dormitorio y volcó el contenido sobre la cama. Sólo entonces lo recordó. El consolador. Ahora lo veía de otra manera, más relajada, menos tensa. Aunque seguía pensando que, fuese quien fuese el que le había regalado aquello, lo había hecho para burlarse de ella, se atrevió a desembalarlo, aunque no más fuera para guardar el papel en su caja de manualidades con las cuentas, los espejitos y demás. Al tener ese trozo de goma dura entre sus manos, pensó en Marcos. No es que le recordara a su ex, más quisiera él, pero pensó en su último novio. Y la sonrisa que se había dibujado en sus labios se acabó difuminando. Dejó entonces ese regalo tan especial sobre la almohada y se concentró en lo que tenía que hacer.Al ir a acostarse, volvió a pensar en su ex. Esta vez no fue esa polla de plástico la que le hizo evocarlo. Más bien el pijama azul que vestía y que él tanto detestaba. Para él se había comprado unos camisones sexys, pero era tan friolera que siempre volvía Silvia a su cómodo y caliente pijama azul. Pensó en Marcos y pensó en el amor. Pensó en los tres meses que hacía que lo habían dejado, en las lágrimas derramadas, en los abrazos necesitados. Pensó en el amor y pensó en el sexo. En los tres meses y alguna semana que llevaba sin hacerlo, y en lo poco que lo había ...