1. La mujer del disidente (03). Las pertenencias íntimas


    Fecha: 11/04/2018, Categorías: Fetichismo Dominación Autor: Senatore33, Fuente: CuentoRelatos

    ... tabla al cubo de la basura y arrojó los trozos de lo que durante los últimos diez años había sido el reloj de Amalia. Por último abrió la última cremallera de la maleta de Amalia: el bolsillo inferior, más grande que el anterior, pero más estrecho. Allí Amalia solía guardar papeles, y en este caso el teniente sacó primero la reserva del hotel de las próximas vacaciones de Amalia y Antonio. Tras echarle un vistazo, dobló los papeles por la mitad y los rasgó en cuatro trozos. -Aquí no creo que vayáis este año -dijo, tras lo cual los tiró en la papelera-. Por último sacó algunos recuerdos familiares que Amalia guardaba en la maleta permanentemente, a saber fotos de su hermana, de su hermano y su cuñada, de sus padres y de sus sobrinos; y algunas postales que había ido recibiendo de familiares y amigos, y que le gustaba repasar cuando estaba relajada de vacaciones y tenía tiempo. El teniente estuvo mirando los recuerdos por unos instantes hasta que sacó un portafolios y los metió dentro. Después abrió un cajón y guardó allí el portafolios con los recuerdos familiares de Amalia. -Una última cosa -señaló el teniente-, aquí no están permitidas joyas -le dijo mientras dirigía la mirada a su alianza de casada-. Amalia se sacó el anillo y se lo entregó. El teniente lo colocó sobre la tabla contra la que había machacado el reloj, y tras coger de nuevo el martillo golpeó el ...
    ... anillo varias veces hasta partirlo en varios trozos. Entonces cogió lo restos, abrió un pequeño cajón cerrado con llave en el que había más restos de lo que antes habían sido otras joyas de oro, y soltó allí los trozos de la alianza de Amalia, que se mezclaron con el resto. -Aquí hemos terminado -indicó el teniente, cerrando la maleta sobre el mostrador-. Llevad a la prisionera a la zona de registro. Los dos agentes que la acompañaban de continuo la volvieron a agarrar y la dirigieron a lo largo de varios pasillos a una nueva sala. Al abrir la puerta la sala estaba oscura, pero Amalia pudo ver varias filas de sillas dispuestas como en un auditorio. Uno de los agentes accionó unos interruptores y unos focos se encendieron llenando la sala con una tremenda claridad. Al fondo de la sala Amalia pudo ver una tarima elevada hacia la que se orientaban todas las sillas y que le recordaba enormemente la disposición de una de las muchas aulas en las que había trabajado. ---¿Continuará?--- Off topic: ¿Qué os está pareciendo la historia? ¿Qué es lo que más os excita? ¿Os masturbáis al leerla? Los hombres, ¿llegáis a eyacular? Las mujeres, ¿cómo os sentís? ¿Os veis identificadas? ¿Qué más le hacemos a Amalia? La pobre ya lo ha pasado muy mal, ¿quizás la tendríamos que dejar marchar? Podéis realizar sugerencias, la historia está en desarrollo. Vuestros comentarios serán mi inspiración... 
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