1. Pensando en vos...


    Fecha: 22/04/2018, Categorías: Gays Autor: ViejitoMalo, Fuente: SexoSinTabues

    ... apretarse fuertemente, como si temieras a lo que está por sucederte. Girás tu cuerpo hasta quedar boca abajo, mostrándome tu hermosa espalda. Aproximé mi boca a tu columna vertebral, y besándote con suavidad, empecé a descender hasta llegar a tus nalgas, que todavía tienen algunas marcas, de la última vez que… mejor no contarlo. Si este fuera el camino al infierno, mil veces más lo recorrería, nada más que para escucharte, gimiendo y suspirando, mientras separo con suavidad tus nalgas para llevar mi lengua a tu ano, recorrer su bordes, introducirla dentro de él, salir y besarte la piel alrededor de él, y volver a entrar, una y otra vez sin cansancio alguno… Degustarte, querido, mientras con calma te dilato, para que cuando llegue el momento no te duela tanto. Me levanto, por última vez. Busco debajo de la camilla el mecanismo que traba la parte inferior, lo corro y sostengo la camilla debajo de tu cuerpo para que no caiga bruscamente, sino que descienda con lentitud, hasta que tus pies quedan apoyados en la alfombra. Tu cuerpo ahora está doblado en dos, en ángulo recto… Me aproximo a la cabecera. -Abrí los ojos. Al hacerlo, enfocaste tu mirada sobre mi verga, e inmediatamente los subiste a mi cara. -No aguanto más, Dany… -Escupila… Escupímela. Acercaste tu cara a mi pija e intentaste lamerla, mientras yo me echaba hacia atrás. -¡No! Quiero que la escupas, y que me la llenes bien de tu saliva. Resignado, hiciste caso y me largaste dos hermosos escupitajos en la verga, que ...
    ... bailaba, ahora reluciente y babosa, delante de tus ojos. Caminé con la pija dura en la mano, mientras me seguías con la mirada, hasta que quedé fuera de tu campo de visión. Ahora, sólo te quedaba sentirme. Soy consciente de la diferencia de tamaños, y cuesta mucho reprimirse cuando los movimientos del cuerpo de tu pareja te pide pija a los gritos, pero como te he dicho antes, hoy prefiero no lastimarte, de modo que, tras una abundante escupida en tu ojete, apoyo mi glande en él ejerciendo sólo la presión necesaria como para sentir que empieza a dilatarse, perezosamente, mientras dejás escapar roncos suspiros. Hay veces que me hacés pensar que te gusta el dolor. Echaste con fuerza tu cuerpo hacia atrás, haciendo que la cabeza de mi pija se enterrara en tu culo, haciéndote soltar un grito. -¡Pero, carajo! ¿No podías esperar? Casi te grité, mientras soltaba un fuerte chirlo sobre tu nalga. -Ay, me porté mal, no pude aguantar y me rompí el culo yo solito, ¿viste? Yo traje la violencia a nuestra pareja. Aplicarla y recibirla, como ya sabés. Al principio no estabas muy convencido, pero para mi placer, con el tiempo te transformaste en ese hombre que siempre anhelé. Así que para darte el gusto, empecé a descargar violentas nalgadas sobre tu culo, que restallaban en la pieza, mezclándose con tus gritos de dolor y placer, porque al mismo tiempo me iba enterrando en tu recto, liberado del absurdo auto control que me quise imponer, y preguntándome qué “castigo” me impondrías, cuando me ...