Anahí R.E.
Fecha: 22/04/2018,
Categorías:
Jóvenes
Autor: joshsanz, Fuente: RelatosEróticos
... pijama, si se le podía llamar así a quedar en bóxers y en camiseta de Misfits. La verdad es que hacía bastante calor y así estaba más cómodo. Al salir ella, la vi de reojo, se había cambiado de ropa; había dicho adiós al short y a la camiseta que llevaba antes; ahora llevaba solo una camiseta de tirantes, la cual no alcanzaba a cubrir sus delicadas bragas blancas y marcaba dos medianos bultos a la altura de sus senos. También se había dejado los tenis, junto con sus calcetines blancos. Me encontraba sacudiendo las cobijas en la habitación, cuando de nuevo se abalanzó sobre mí. Ambos caímos en la cama y comenzó a pellizcar y a hacerme cosquillas de nuevo. Yo correspondí entre risas con más cosquillas. Ahora podía oler mejor ese aroma suyo, era hipnotizante, enervante y atemorizante. --Tranquilízate ya, es hora de dormir-- dije entre risas. --No quiero, me las pagaras por picar mis costillas--- Respondió. Amenacé con continuar haciéndolo si no se detenía, pero eso la motivó a continuar sus agresiones contra mi. En determinado momento bajó su guardia y pude ponerme encima de ella, en posición dominante; cosa que la orilló a soltar pataletas y golpes mientras reía como desquiciada. En una de esas patadas se pegó en el apagador y el cuarto se oscureció, siendo aún parcialmente visible gracias a la luz del corredor que entraba por la puerta abierta. Tomé en vuelo uno de sus pies y amenacé: --¡Si no te acuestas de una vez te haré cosquillas en los pies!—exclamé son una sonrisa ...
... maliciosa. Ella, con voz burlona contestó: --Ya estoy acostada, bobo—Y me mostró su rosada lengua. Yo reí y bruscamente le zafé el teni. ¡Madre mía…! Su pie olía a sudor, pero de nuevo, no era un olor molesto, era más bien delicado y agradable. Comencé a hacer cosquillas en su pie con la mano izquierda, mientras con la derecha sujetaba su tobillo con fuerza. Ella se partía de risa, pero su voluntad era fuerte y no se rendía. Le quité el calcetín, dejando al descubierto un bello y pequeño pie blanco, un poco pegajoso por su sudor y algo sucio. Me dejé llevar más por la situación e inmediatamente me llevé su pie a la nariz sin siquiera pensarlo. ¡Madre mía…! Ese olor era exquisito, delicado y provocó que dejara de pensar y comenzara a lamer. Lamí su talón, también su planta con una gran lengüetada. Ese sabor, salado, agridulce me enloqueció. Lamí entre sus dedos pequeños, reservando el gordo para después; de nuevo ese delicado saborcillo salado, invadió mis sentidos. Ella no paraba de reír, lo veía como un juego, solo en ocasiones decía: --¡Iugh, hoy no me duché! Estoy sudada, corrimos bastante en clase.— Y continuaba riendo. Al estar tan entretenido con ese pie delicioso en la cara, bajé la guardia y ella lo aprovechó, dando un rápido movimiento para tumbarme en la cama boca abajo; se montó ahora ella sobre mí. Sin embargo, alcancé a ponerme boca arriba, quedando nuestras partes íntimas separadas separadas solo por nuestras delgadas prendas. Mi pene, de nuevo estaba totalmente ...