1. Mi Socio del Secreto


    Fecha: 13/09/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: Ericl, Fuente: SexoSinTabues30

    —Adelante —dije, sin levantar la vista de los documentos que tenía en el escritorio. La puerta se abrió con un chirrido lento, y una figura alta y delgada se deslizó dentro. Vestía un abrigo oscuro empapado y llevaba un maletín de cuero que parecía haber soportado más viajes de los que uno podría contar. Pero lo que más llamaba la atención era su mirada: fría, calculadora, pero con un brillo de complicidad que me hizo sentir que ya nos conocíamos. —Necesito un socio —dijo, dejando el maletín sobre mi escritorio con un golpe sordo. Lo miré con cautela. —¿De qué está hablando? ¿Quién es usted? —pregunté, cruzando los brazos. El hombre sonrió levemente y abrió el maletín. Dentro, había solo un sobre sellado con lacre rojo. —Uno en el que no puedes dar marcha atrás. El ambiente en la habitación se tornó más pesado. Afuera, el sonido de la lluvia parecía atenuarse, como si la ciudad misma contuviera la respiración. Extendió el sobre hacia mí. Mis manos vacilaron un instante antes de tomarlo. No sabía que, en ese momento, estaba aceptando más que una simple propuesta. Estaba abriendo la puerta a un mundo del que quizás nunca podría salir. El sobre contenía una serie de fotos, pantallazos de conversaciones, que yo había tenido. Reconocí de inmediato los mensajes, las imágenes… pruebas irrefutables de algo que nunca debió salir a la luz. Mi pulso se aceleró. —No es un chantaje, aclaro —dijo el hombre con voz serena. Levanté la mirada, asustado. Si esto caía en las manos ...
    ... equivocadas, no solo podría llevarme a la cárcel… podría significar algo mucho peor. —¿Quién eres? —pregunté con la garganta seca. El hombre se recostó en la silla y entrelazó los dedos sobre su regazo. —Digamos que se me da muy bien el manejo de la información y los sistemas. —Hizo una pausa y sonrió apenas—. No te asustes. He descubierto que eres muy parecido a mí. No supe si eso era un halago o una amenaza. Me incliné hacia adelante, tratando de mantener la compostura, pero mis manos apretaban el sobre con tanta fuerza que los bordes empezaron a arrugarse. —¿Qué quieres de mí? —Mi voz sonó más tensa de lo que esperaba. El hombre giró lentamente el maletín hacia él y lo cerró con un chasquido metálico. Luego me miró directamente a los ojos, con una intensidad que me heló la sangre. —Quiero que trabajemos juntos. El silencio entre nosotros se prolongó. Afuera, la lluvia seguía cayendo, y el murmullo de la ciudad parecía lejano, como si estuviera a punto de quedar atrapado en una realidad distinta. —Tienes talento, eso es innegable —continuó—. Pero eres descuidado. Te he estado observando, y aunque creas que eres inteligente, te han seguido la pista más de una vez. Lo único que te ha salvado hasta ahora es que las personas correctas no han sabido dónde mirar. Tragué saliva. Sabía que tenía razón. Había creído estar un paso adelante, pero si él había reunido esta información sobre mí… ¿quién más podría haberlo hecho? —¿Y si digo que no? Su expresión no cambió, pero sus ojos parecieron ...
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