1. Mi Socio del Secreto


    Fecha: 13/09/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: Ericl, Fuente: SexoSinTabues30

    ... me hizo estremecer. Me recordaba que él sabía demasiado sobre mí. —Piensa en lo que te he dicho bajo la ducha —continuó, acomodándose el abrigo—. Mañana nos veremos de nuevo. Me quedé ahí, viendo cómo tomaba su maletín y salía de la oficina con la misma calma con la que había llegado. La puerta se cerró con un leve clic y el silencio se apoderó del lugar. Miré el sobre aún en mis manos. No necesitaba abrirlo otra vez para saber lo que contenía. Sabía que, al aceptar siquiera escucharlo, ya había dado el primer paso. Y lo más inquietante de todo… es que una parte de mí no sentía miedo. Sentía curiosidad. En casa, el eco de las palabras de K seguía resonando en mi cabeza. Si aceptaba, debía seguir sus instrucciones. No había términos medios, no había espacio para la duda. Todo era confuso, pero una parte de mí —una que jamás habría admitido antes— sabía que si hacía lo que K pedía, las cosas podrían volverse… interesantes. El morbo alimentaba mis pensamientos. Me serví un trago y me recosté en el sofá, observando el sobre que había dejado sobre la mesa de centro. Podría haberlo quemado, podría haberlo destrozado y fingir que nunca existió. Pero no lo hice. En su lugar, encendí la laptop y abrí mi correo. K me había pedido que enviara mi hoja de vida a una dirección específica. Parecía un simple trámite, pero lo que me desconcertó fue el destinatario. Era una postulación para un taller de ingeniería en el colegio de mi hijo. Me vinieron imágenes de los rostros de las niñas con ...
    ... las que había hablado, de aquellas a las que ya les había visto todo y habían alimentado mi morbo por tanto tiempo. Mi estómago se tensó. Esto no era solo una prueba. K quería que entrara en su mundo de manera meticulosa, que entendiera que no se trataba solo de información filtrada al azar. Se trataba de control. De acceso. De poder. Mis dedos vacilaron sobre el teclado, pero finalmente, adjunté el archivo y presioné «Enviar». El mensaje salió con un sonido seco, y en ese instante supe que ya no había vuelta atrás. El día siguiente trabajé como pude, tratando de concentrarme en mis labores diarias, pero mi mente estaba en otra parte. Estaba esperando el anunciado regreso de K. Cuando finalmente golpeó la puerta de mi oficina, ya era entrada la tarde. —Supe que enviaste el correo —dijo sin siquiera sentarse. Su tono era neutro, pero había un leve matiz de satisfacción en su voz—. Necesitábamos dejar trazabilidad de todo. Me crucé de brazos, sin saber si debía sentirme aliviado o aún más atrapado. —¿Y ahora qué sigue? —pregunté. K sonrió levemente y dejó un sobre sobre mi escritorio. —Es muy importante que vayas al colegio mañana. Pregunta por Raquel. Ella te hará una entrevista y firmarán un acta. Tragué saliva. Esto iba más allá de lo que había imaginado. —¿Por qué ese colegio? —solté, tratando de encontrar alguna pista en su rostro. K inclinó la cabeza, como si la pregunta le divirtiera. —Digamos que tiene… un valor estratégico. No añadió más. No lo necesitaba. Yo ya había ...
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