EsposasPerfectas.com - Cap 8 - Relatos Eróticos

EsposasPerfectas.com - Cap 8

... criados.

Intento recordar cada movimiento de todos los aprendidos que debo hacer para estar a la altura de las circunstancias nuevamente, realmente estoy muy nerviosa, pero la espalda erguida, los brazos quietos, el cuello altivo y la mirada alta, siendo una verdadera dama por lo menos de postura corporal.

La servidumbre comenzó a traer fuentes y servir nuestro platos, primero mi marido, luego las tutoras para finalizar conmigo.

No más tomar el primer cubierto, uno de los criados o mayordomo se colocó tras mi silla de la y comenzó a susurrar en mi oído instrucciones precisas que corrigen cuanta cosa hago

"Madame Tome la cuchara o el tenedor, no el cuchillo de momento. No incline la cabeza al beber. La copa jamás toca los labios, el vino se sorbe en silencio."

"Las manos siempre visibles, nunca sobre el regazo. Los codos, ni altos ni extendidos. Sus dedos no son suyos, obedecen al compás del servicio."

Madre mía quiero gritar pero no puedo, no soporto más....

Cada bocado se convierte en una prueba y humillación, por lo visto hago todo mal. Comienzo a llorar de forma muda, mientras veo a mi marido conversar animadamente sin protocolo alguno con mis tutoras quienes murmuran y rien con él.

Se que me observan ambos 4 con una mezcla de severidad y expectación, pero mi marido o me sonríe cada tanto o corrige mi movimiento con un simple movimiento de ceja los más mínimos errores.

En un momento, un pequeño trozo de carne resbaló de su tenedor, cayendo al ...

... plato con un sonido apenas audible.

El maestro de ceremonia no tardó en inclinarse hacia mi, susurrando con firmeza

—"No corte demasiado grande, Madame por favor. Los bocados han de ser del tamaño de una almendra, jamás de una nuez. La carne no se apoya en el cuchillo; se guía con el tenedor."

Sin pensar corrijo en silencio mi error, el rubor y vergüenza hacen arder mis mejillas.

MI marido, sin levantar la voz, comenta

—"Las manos de mi esposa todavía recuerdan costumbres plebeyas Simón. Pero confío en que ustedes, señoras, sabrán arrancar esas manías."

Las tres tutoras inclinaron la cabeza con un mismo movimiento, como si fueran un solo cuerpo. Odette, la mayor, respondió con serenidad

—Su Excelencia, en la primera sesión de instrucción hemos comenzado con lo esencial, postura, paso, respiración. El cuerpo ya responde con mayor obediencia. La espalda se mantiene erguida, y la cabeza en su lugar como ya puede ver, ha aprendido la primera lección de inclinación incluso. No obstante...

Céline tomó la palabra, su voz más áspera

—Aún jadea al caminar. La respiración de su pecho es torpe y demasiado visible. Debe aprender a contenerla aquí, mientras señala el abdomen con un leve gesto, pues una duquesa jamás muestra fatiga ni dolor.

El Archiduque escuchaba mientras degusta lentamente su copa de vino.

Giselle, la más joven, añadió con un murmullo casi musical

— También hemos corregido su mirada Alteza. Hoy su esposa ha aprendido a conceder gracia ...