La celebración
Fecha: 25/09/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: DulceJulieta, Fuente: TodoRelatos
... imaginado algo así. Encendió el auto y se puso en marcha.
Pasado un tiempo, María preguntó:
-¿A dónde vamos? Este no es el camino a casa.
-Ya verás. La noche aún no termina. Dijo él guiñándole un ojo.
Antonio había reservado una suite en un hotel exclusivo en el centro histórico de Sevilla. Era un edificio con un estilo clásico, color crema, muy iluminado… Ocupaba toda una esquina, soberbio, pero de pocos pisos. Lo justo para no incomodar a María, que temía a las alturas.
Una vez allí atravesaron unas puertas automáticas de vidrio y se encontraron con un salón con un piso lustroso y una lampara colgante de cristal. Subieron unas escaleras de pocos peldaños cubiertas con una alfombra roja de terciopelo.
Venía un salón más amplio con una cúpula con vitrales de muchos colores en diseños concéntricos y otra lámpara colgante de cristal. La decoración tenía muchos detalles, acabados en madera, adornos en una gran estantería, columnas blancas imponentes. A la izquierda, estaban los ascensores y al fondo, un piano de cola negro al pie de una majestuosa escalera con una alfombra también roja.
En el ascensor, Antonio activó el vibrador por cuarta vez, programándolo con un ritmo suave. María permaneció en silencio, mirándolo. Él tampoco dijo nada.
Llegaron a la habitación. Antonio abrió la puerta e hizo pasar a María primero. Prendió todas las luces. Las paredes de la habitación eran blancas, el piso negro y las cortinas ocre con blanco. Al entrar, había una ...
... sala con un sofá blanco con almohadones ocre y una mesita blanca. A la izquierda, una pequeña mesa negra con dos sillas blancas. La entrada a la recámara estaba al final a la izquierda. María pudo observar una soberbia cama al fondo con sábanas blancas y doradas. Una lamparita negra a cada lado. Así como dos mesitas de noche blancas. Una ventana con cortinas blancas y doradas a la derecha. Con un sillón blanco adelante, en la esquina, diagonal a la cama con una lámpara de pie negra detrás y una mesita blanca al lado izquierdo.
-Amor, no quiero romper la magia, pero… ¿Podemos permitirnos esto? Preguntó ella.
-No te preocupes por eso. Sabes que no haría algo así si nos pusiera en aprietos. Además, haré que cada centavo valga la pena. Respondió él con mirada pícara.
María miraba la habitación con asombro sin percatarse de que Antonio se había quitado el saco, lo había puesto en la esquina de la cama, se había sentado en el sillón y la reparaba con mirada de cazador.
-Quítate el vestido. Ordenó él interrumpiendo sus pensamientos.
María se giró hacia él. Se paró al frente con una mezcla de timidez y altivez. No estaba acostumbrada a mostrarse así. No solían hacer el amor con las luces encendidas. Ella prefería moverse sigilosamente en la oscuridad.
La forma como él la miraba la invadía, la sobrecogía.
No obstante, se mantuvo a la altura de las circunstancias.
Se quitó la parte de arriba del vestido con ceremonia y lo dejó deslizarse por su cuerpo hasta caer al ...