1. Sorpresas en la discoteca


    Fecha: 01/10/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: piesitos, Fuente: TodoRelatos

    Esa noche Idania se había despedido de sus amigas, y se había llevado a su esclava Estefanía con ella. Lo primero que debe de hacer una buena Ama con su aspirante a esclava, es la de someterla por completo.
    
    De esa manera, se la llevó a su casa, y la tuvo desnuda arrodillada ante ella y sus amigas, que eran compañeras de apartamento. Sus cuatro compañeras, la conocían de sobra e incluso habían presenciado escenas con el ex de Idania e incluso cuando lo feminizada, terminando por convertirse en una chica.
    
    Lo cierto era que perdió el interés por si ex, así que quedó como una amistad, pero poco más. Idania no esa lesbiana, lo único que le gustaba era la de someter, denigrar a otras chicas, y si eran blancas, mucho mejor.
    
    Idania era una chica negra, que tenía su perfil en Twitter como Ama dominante. Se había metido desde que descubrió ese mundo con su ex, y lo aprovechó sacándole todo el partido que podía.
    
    Tanto era, que se pagaba la universidad con el BDSM. Tenía esclavos y esclavas, qué por humillarles y denigrarles, le pagaban todas las semanas. También, pagafantas qué por placer de ser sus esclavos, les daban dinero.
    
    Y desde luego, Estefanía no iba a ser menos. Había descubierto que su amiga y compañera de la infancia era una sumisa, y quería sacarle partido, y que sintiese lo que es ser una esclava sexual.
    
    Lo primero que hizo fue sacar del cajón unas anillas, unas pulseras, un brazalete y un collar con una cadena para ponérselos a Estefanía. Ésta estaba ...
    ... excitada y cachonda perdida, y no es para menos.
    
    La verdad era que todo sumiso o sumisa, cuando su Ama le pone el collar al cuello, es un momento excitante y morboso para ambos, comenzando a sentir sensaciones que antes no sentían.
    
    Idania, tiraba de su cadena y la hacía caminar a cuatro patas por toda la casa, mientras que con una fusta le iba dando en el culo. Le ordenaba ponerse sentada, levantar la pata, ladrar, tumbarse y abrirse de piernas, humillándola y denigrándola físicamente.
    
    Detrás de estar un buen rato, adiestrándola como una perra en celo, se la llevó a su habitación y le ordenó ponerse de espaldas, y la ató en unas argollas que colgaban del techo.
    
    Se quitó las bragas suyas, las cuales, estaban llenas de sus fluidos vaginales e incluso se había meado, y se las metió en la boca. Sacó el látigo y comenzó a darle latigazos, no fuertes, pero tampoco suaves, sino con ritmo, mientras Estefanía, gemía de dolor cuando el látigo, tocaba su espalda o su culo, gimiendo como una perra en celo. –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemía de dolor. –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemía de dolor. –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemía de dolor.
    
    Pero, al poco tiempo, comenzaba a humedecerse su vagina, soltando fluidos vaginales y excitándose muchísimo, viendo como salía de su boca gemidos placenteros. –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemía de dolor. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemía de placer la esclava. –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemía de dolor. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemía de placer la esclava.
    
    –Ya pareces cogerle el gustillo, ...
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