Sorpresas en la discoteca - Relatos Eróticos

Sorpresas en la discoteca

... esclava. –dijo Idania, atizándola un par de latigazos, alcanzando los veinticinco, mientras que la esclava, gemía de placer, y se corría de como una puta zorra. –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemía de dolor. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemía de placer la esclava. –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemía de dolor. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemía de placer la esclava.

Las compañeras, se asomaban viendo los gemidos y el arte de su compañera. Nunca las defraudaba, y veían como sometía tanto a chicos como a chicas y les sacaba partido, ganándose mucho dinero.

Ella, no prestaba atención a sus compañeras de apartamento, por lo que, seguramente, podría haber alguna de ellas que fuese sumisa. Pero, no le interesaba en absoluto. Quería una convivencia sana en el apartamento donde vivía. Tener muchos esclavos por Twitter, ya era suficiente.

La soltó, cayéndose de rodillas, agotada y gimiendo aún de placer, con sus fluidos vaginales cayéndose por sus piernas y al suelo. –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemía de dolor. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemía de placer la esclava.

Idania estaba sentada en una silla, con las piernas abiertas, por la que caían sus fluidos vaginales.

–¡Lame y límpiame, esclava! –ordenó Idania, dando un latigazo en el aire, escuchándose fuerte.

Estefanía se puso a cuatro patas y se fue acercando para besar sus pies en señal de respecto, obediencia y sumisión, para poner a lamer su vagina, limpiándosela y dándola mucho placer, gimiendo de gusto y placer Idania, que tiraba de la cadena de su esclava. –¡Aaah, ...

... Aaah, Aaah! –gemía de placer. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemía de placer la esclava. –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemía de placer. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemía de placer la esclava.

Era una escena, lésbica total y eso, excitaba tanto a las chicas como a los chicos, mientras que las amigas, volvían a experimentar nuevamente como su compañera de piso, disfrutaba con el sexo BDSM.

Pero, a Idania le encantaba que una chica le lamiese su vagina, y saboreaba lo rico que estaban sus fluidos vaginales. No había mayor humillación y denigración que una mujer dejándose humillar por otra sexualmente.

Y a Estefanía, que nunca había experimentado ningún contacto sexual con una mujer, le comenzaba a gustar la situación, excitada y cachonda perdida, lamía el coño de su Ama, antes su amiga, a la cual, ya no reconocía como tal, sino como su Ama y dueña.

La cena fue sencilla, Idania y sus amigas, Olga, Natalia, Yolanda y Vanesa comían, mientras que Estefanía, estando de rodillas a los pies de su Ama, la escupía comida masticada para que comiese.

Por otro lado, le había puesto un cuenco para perros de comida y otro para el agua. Sin embargo, las amigas sacaban provecho de la esclava de su compañera.

Disfrutaban con la adoración de sus pies o sus zapatos, la esclava lamía si chupaba sus pies, disfrutando del olor, el sudor y la suciedad de haber caminado descalzas por la casa.

Otro de los juegos, era ponerle los pies en la cara, haciéndola respirar su olor, y dejándola en un estado de humillación ...