Mi casera y su sobrina — Cap. 2
Fecha: 03/10/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Fetichismo
Autor: Tekato_TS, Fuente: SexoSinTabues30
... cocina, lave el plato que utilice y guardé el restante en el refrigerador. Fui a mi cuarto, ahí vi un boxer muy pequeño, era de color negro con detalle en un gris muy oscuro, parecía de látex o goma. Lo volví a dejar en la cama, me desvestí y desnudo, caminé por el pasillo hasta llegar al baño principal. Ahí me duche, lave mis dientes y me sequé. Volví a salir desnudo por el pasillo hasta mi cuarto, mi corazón estaba a mil, al pendiente de cualquier ruido que delatara que María hubiese vuelto. Tomé mi ropa sucia y la dejé en una silla que estaba en mi habitación, me senté en la cama, tomé el boxer y me lo puse, efectivamente, era apretado, al subirlo por completo, sentía como mi pene está apretado, me mire al espejo y, mi figura atlética, con mi abdomen marcado y mis pectorales definidos me hacían ver cómo modelo de catálogo. Vi mi entrepierna y parecía que mi pene en cualquier momento reventaba la tela, aunque, sentía que el bulto era mucho más grande que con mis boxers. Supongo que por lo apretado del mismo.
Salí de mi habitación y llegué a la de María la cual estaba a oscuras. Al encender la luz me di cuenta que María había reemplazó su foco por uno de tonos rojos muy tenues, su habitación olía a anís con un toque de canela y un aroma que, supongo hoy en día, era algún afrodisíaco. Era un aroma dulce pero que me empezó a calentar poco a poco, al llegar a la cama vi la venda que María mencionó en el mensaje. La tomé con ambas manos, mirándola fijamente, no me había ...
... percatado hasta ese momento pero María había dejado su tapete de yoga en el suelo, supuse que era ahí donde debía sentarme. Caminé hacia él, lentamente se puse de rodillas y recline mi trasero hasta mis talones, sin dejar de mirar la venda, mi corazón latía a mil, podía por mis latidos hacer eco en la habitación, sudaba un poco, era frío pero mi cuerpo estaba caliente, jadeos tenues escapaban de mis labios, después de unos minutos meditando, dirigí la venda a mi rostro, debe completamente a oscuras, no podía ver nada, mis manos se fueron a mi nuca solo para hacer el nudo de la venda y este quedará fijo en mi cabeza. Terminando el nudo, puse mis manos en mis rodillas y espere erguido a María, los minutos pasaron y eran eternos, no dejaba de jadear hasta que escuche la puerta principal abrirse. Era María, sin decir nada, cerró la puerta, puso llave, escuché como jalo una silla del comedor y, después de unos segundos, escuché sus tacones subir las escaleras, era un paso firme, dominante, al llegar la habitación escuché como se detuvo. Una risa de complacencia se escapó de su boca, caminó lentamente, sus tacones hacían eco en la habitación y, cuando estuvo parada frente a mi rio un poco.
María: — Bienvenido a casa mi hombre, se ve que seguiste mis indicaciones como el buen hombre que eres.
Yo: — S-si Maria, tal y como querías.
María: — Shhh (Ella se reclinó un poco hacia mi) Maria no, está noche me puedes llamar de dos nombres. Señora o maestra, tu elige.
Yo: — Sí maestra ...