Con la comida no se juega
Fecha: 04/10/2025,
Categorías:
Masturbación
Autor: Selene, Fuente: CuentoRelatos
Mi madre siempre me decía que “con la comida no se juega” cada vez que yo hacía alguna tontería. Muchas veces rompí esa regla por ser una inmadura, pero hubo una vez que la rompí por estar salidísima. Lo que te contaré hoy mi querido lector o querida lectora pasó hace varios años atrás.
Pasó en uno de esos días de verano en los que el calor era mortal. Mis padres no estaban en casa toda la mañana de aquel día por lo que aproveché el tiempo a lo grande. ¿Cómo? Pues masturbándome. Ahí estaba yo, con la ventana de mi habitación totalmente abierta para que entrase la brisa, el ventilador encendido girando sus casi 180 grados chorreando aire sobre mi desnudo cuerpo tumbado sobre la cama, disfrutando del manoseo que me estaba regalando viendo videos porno, gimiendo sin vergüenza a que alguien de mi casa me escuchase y con el volumen del móvil al máximo para disfrutar de los gritos de placer de las actrices.
Vi varios videos durante mi jornada mañanera, todos sobre mujeres masturbándose, pero hubo uno que me llamó mucho la atención. El video trataba sobre una mujer desnuda tumbada en la cama mojando su cuerpo con miel y masturbándose con un pepino. La actriz, que he de decir que estaba increíble, exageró muchísimo su excitación mientras se estaba metiendo el pepino en su vagina, pero aun así me puso cachondísima.
Mientras veía el video me metía los dedos con la misma velocidad que ella se metía el pepino. Su cuerpo era hermoso y más aún con la miel cubriéndola. Sus ...
... gemidos eran divinos y sus expresiones faciales me enamoraron. Poco a poco ella estaba alcanzando el orgasmo y yo aumentando el ritmo de mi dedeo, su cuerpo temblaba tanto que… se acabó el video. Solo duró 12 minutos y encima me dejó con la miel en los labios (nunca mejor dicho).
Me quedé un rato en silencio, quieta (aún con mis dedos dentro de mi vagina) y pensativa. “¿Por qué no me masturbo con un pepino?” era la idea que rondaba en mi mente. En aquellos años yo no tenía ningún juguete sexual por lo que yo estaba tentadísima. Tras un buen rato ensimismada, decidí hacerlo. Me levanté decidida de mi cama, recorrí el pasillo y bajé las escaleras para llegar a la cocina con mis tetas rebotando todo el camino y mi coño mojándome los muslos. Abrí la nevera y busqué un pepino, el más largo y ancho que hubiese.
Encontré uno perfecto, uno que quizás medía 16 centímetros, un poco ancho por la punta y muy liso. “¿Y miel?”. Busqué el bote de miel, al encontrarlo eché un poco de miel en mis dedos para sentir el espesor. Personalmente no me gusta nada el sabor de la miel, pero todo sea por experimentar y explorarme sexualmente ¿no?. Con todos los ingredientes listos volví a mi habitación excitada con lo que iba a hacer.
Dejé el pepino y el bote sobre la mesilla de noche, puse una gran toalla sobre mi cama para no mancharla, me tumbé y decidí comenzar. Fui echando la miel poco a poco sobre mi vientre, llenando mi ombligo. De ahí subí para que el chorro mojase mis tetas. Paré, dejé el ...