Con la comida no se juega
Fecha: 04/10/2025,
Categorías:
Masturbación
Autor: Selene, Fuente: CuentoRelatos
... bote a un lado y empecé a restregarme la miel por todo el cuerpo, respirando lentamente y disfrutando del tacto de mis dedos bañados en el dulce líquido. La miel se iba esparciendo por todo mi cuerpo, haciendo que mi blanca piel adoptase un color dorado que brillaba con los rayos de luz que entraban de la ventana.
Mi piel empezó a tener una textura suave y viscosa a la vez y el olor de la miel, que no me gustaba, empezó a excitarme. Mis pezones estaban muy duros, comencé a jugar con ellos pellizcándolos y a masajearme las tetas. Solté varios suspiros de placer al sentir el dolor y la suavidad de las yemas de mis dedos recorrer la fina piel de mis senos. De nuevo, eché miel sobre mis pechos y me los masajeé con más pasión e intensidad.
Cuando acabé de disfrutar de mis tetas, fui echando un largo chorro de miel sobre mi monte de venus, dejando que el frío líquido fuese deslizándose lentamente sobre mi vulva hasta pasar por mi perineo y acabar sutilmente en mi ano. Al acabar de bañarlo comencé a masajearme la vulva de la misma forma que lo hacía la actriz. Mis dedos se deslizaban sin problema alguno y se escuchaba la viscosidad con total claridad.
Metí mis dedos en el coño y comencé a masturbarme intensamente. Cerré mis ojos para sentir mejor mi manoseo, mis tetas no paraban de vibrar, los dedos de mis pies se retorcían de placer, mis muslos se agitaban por el tembleque y mi boca soltaba un continuo, agitado y agudo gemido acompañado de los síes y de los “dios mío” que ...
... me soltaba a mi misma.
Paré antes de acabar y llegar al orgasmo ya que quería probar el pepino. Agarré el vegetal y me lo metí en la boca, haciéndole así una muy húmeda mamada. Al acabar, bañé el pepino en miel y lo esparcí como si estuviese masturbando un pene de verdad. Eché más miel sobre mi coño. Ya lista, encaré la punta del pepino ante mi vagina y fui metiéndome el vegetal lentamente hasta el fondo. Empecé a follarme con el pepino mientras manoseaba una de mis tetas, la sensación era incluso mejor que con mis dedos.
Las penetraciones fueron lentas al principio pero fui subiendo el ritmo, acabando estas en ser rápidas e intensas. Estaba más excitada que antes, más revolcona que antes y más gritona que antes. Mi cuerpo no paraba de temblar por el placer y mis gritos se podrían estar escuchando por todo el barrio. Llegué a un orgasmo que me obligó a sacar el vegetal del coño y soltar un squirt que mojó mis pies, toda la cama y parte del suelo. Paré un rato para tomar aire y secarme el sudor de mi cara.
Tras ello, eché más miel sobre mi vulva y volví a masturbarme con el pepino con la misma intensidad de antes. No tardé en volver a alcanzar el orgasmo y soltar otro chorro que mojó aún más las mismas zonas de antes.
Tomé otro descanso aún más largo para relajarme, dejé el pepino a un lado y fui manoseándome el cuerpo para sentir todo lo mojada que estaba. Quise verme en el espejo. Me puse de pie y frente al espejo fui admirando cada detalle de mi cuerpo bañado en ...