Parejas de Conveniencia - Relatos Eróticos

Parejas de Conveniencia

... bastante aplicado. Se le conocía algunas amigas, pero nunca nada duradero. Él siempre decía que su prioridad eran sus estudios. Como era de esperar, yo visitaba con frecuencia la casa de mi suegra, y a la inversa, al estar tan cerca y en el mismo edificio. Había visto crecer a Hans en los últimos años, y me maravillaba al ver cómo iba adquiriendo un cuerpo vigoroso y atlético, verificando que en ciertas ocasiones me excitaba al contemplarlo.

Por su parte, no obviare, que en varias ocasiones divise a mi joven cuñado mirarme el trasero, y no desaprovecha de asomarse a mi escote aprovechando cualquier ocasión propicia en que estuviera distraída. A pesar de nuestra diferencia de edad y ser la mujer de su hermano, era evidente que me miraba con cierto deseo. Lejos de sentirme ofendida, aquello en el fondo me agradaba, especialmente al percibir como me excitaba con sus miradas penetrantes. No fueron pocas las veces que pude contemplarlo en bañador, siendo en esos momentos cuando podía comprobar el bulto de su aparato reproductor, que destacaba de manera notoria, especialmente cuando usaba los bañadores tipo slip típico de la natación.

Ocurrió, que en el mes de Diciembre de aquel año, mi suegra nos sorprendió con su deseo de acudir a la boda de su sobrina en vísperas de Navidad, hija de su hermana que residía en Alemania, en la baja Sajonia, con la cual mantenía bastante contacto telefónico, pero que llevaban bastantes años sin verse. Mi suegra no deseaba viajar sola, sino ...

... con alguien más de la familia que la acompañara. Debido a la situación de mi trabajo desde el principio quedó descartado que fuera yo quien la pudiera la acompañar, ni ganas tenía. Sus dos hijos mayores, se negaron en todo momento poniendo disculpas de las más diversas, y tampoco el benjamín Hans podía, aduciendo que estaba en la época de exámenes de antes de Navidad. Total, que al final, fue Niklas quien tuvo que acompañarla. Mi esposo no tenía problemas para ausentarse, y además siendo su madre, no tuvo inconveniente en acceder, se manejaba medianamente bien con el alemán y por tanto era el candidato ideal. Diré que a mí no me hizo ninguna ilusión, ya que suponía estar sin mi marido durante una semana y con nuestro plan de inseminación en marcha.

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A la misma hora en Oldemburgo…. Tenía una semana para preparar las cosas, en Alemania en invierno hacer frío, pero yo pensé que con cuatro tenía bastante para las dos maletas. Mi hijo mayor Niklas fue quien lo preparo los billetes de avión, porque hotel nos lo buscaron. Hicimos las maletas y nos fuimos. Al llegar al hotel al mismo tiempo también llegó una señora entrada en los cuarenta, con un chico de unos veinte y pocos años, que casualmente también estaban invitados a la boda… lo supimos después de conocerlos. Entramos en el hotel y pedimos las llaves de la habitación, subimos a llevar las maletas a nuestra habitación, cuando entramos me extraño mucho ver una cama solamente, miré a mi hijo y este me contestó un ...