YES - Relatos Eróticos

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... para acercarla un poco a su Domicilio, llevándola en mi automóvil, hasta un lugar donde podía estacionarlo, y en el que nos quedábamos un buen rato platicando de mil cosas, hasta que no teníamos más remedio que despedirnos. Entonces yo salía del auto antes que Ella, y le pedía que esperara hasta que me diera la vuelta, para abrirle la portezuela, acción que Ella agradecía en gran manera, despidiéndose siempre con un efusivo abrazo y con un cálido beso en mi mejilla, muy cerca o en la comisura de nuestros labios. También se hizo muy común, (entre nosotros, porque en el colegio se cuidaba mucho), que Ella casi siempre usara diminutas minifaldas, y que, al salir del auto, abriera sus bellas piernitas y me mostrara sus braguitas, aparentemente con descuido, pero que después supe que lo hacía con toda la intención de provocarme.

Así transcurrieron tres meses, de que se estrechase nuestra Amistad, en los que fue creciendo en mí una pasión que al principio no quería reconocer, pues yo no podía creer en mi suerte y me decía a mí mismo:

Yo – No puede ser que Ella se fije en Mi Como Hombre, Podría Ser MI HIJA.

Pero cada día que pasaba, al momento de despedirnos, sus abrazos eran más efusivos y sus besos, al principio tiernos y cariñosos, con el paso de los días se volvieron más y más atrevidos y pasionales; sobre todo porque en esos días empecé a contarle todo de mi vida, y tomé la decisión de salirme de mi casa, para irme a vivir sólo, y un poco más cerca del trabajo, y ...

... empezamos a salir juntos los fines de semana, a comer, al Cine o al Teatro. En una de esas ocasiones en que la invité a comer y al cine, me tuvo casi todo el tiempo tomado de la mano, e incluso en el cine, recargó su linda cabecita sobre mi hombro, y al salir lo hicimos abrazados; y al llegar donde pudiese tomar un taxi cerca de su casa, me ofreció sus carnosos labios, y aunque era lo que más deseaba, solo tome de su fresca boquita un tierno beso, que, a pesar de lo breve y sutil, me supo a gloria, y sé que a ella también; y me despedí de ella:

Yo – Gracias por este hermoso día Princesa.

Yes – Gracias a Ti Cariño, nos vemos mañana, y…por el día del maestro, te tengo un regalo muy especial…

Yo – ¿De qué se trata?

Yes – mmmmm, no puedo decirte, es una sorpresa – me dijo con una pícara sonrisa.

Yo – mmmmm, bueno, creo que valdrá la espera.

Yes – Puedes estar seguro – y volvió a besarme en los labios a manera de despedida.

Sobra decir que casi no dormí pensando e imaginando el REGALO SORPRESA.

Al día siguiente, La Junta Directiva de Padres de Familia de la Escuela, nos llevó a comer a un Restaurante donde había Pista y Música para bailar.

Cuando llegamos el D. J. Puso una Cumbia, y yo ni tardo ni Perezoso la invité a bailar:

Yo – ¿Bailamos Yes?

Yes – Pero no sé bailar Profe. – frente a todos me seguía tratando de Usted –

Yo – No te preocupes, Yo te enseño.

Y tomándola de la mano la conduje a la pista, dándole su primera clase de baile.

No me ...