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Atrapados en el ascensor 5: el culo de mamá
Fecha: 22/10/2025, Categorías: Incesto Autor: VickySG, Fuente: TodoRelatos
... comí las tetas de forma salvaje. Lamí y succioné sus duros pezones, incluso los mordí, mientras ella trataba de contener algún que otro gemido. Estuve mucho rato centrado en esas dos grandes masas de carne, sin prisa por llegar al destino deseado. Corría el riesgo de que nos rescataran antes, pero no podía dejar de recrearme con sus senos. Finalmente me animé a bajar las manos y palpé por primera vez sus nalgas, pero rápidamente pasé las manos a la parte delantera, para comprobar que Angélica estaba húmeda, que se sentía tan excitada como yo. Ya estaba preparado para dar el paso definitivo, el que ya no tenía vuelta atrás. - Voy a encularte como tú me has ofrecido. - De acuerdo, pero ya sabes lo que quiero a cambio. - Si se lo cuentas, también se enterará de esto. - Tranquila, mi padre nunca sabrá que te he follado el culo. Ella misma se bajó el pantalón y me dejó a mí la tarea de deshacerme de su bonito tanga blanco. Me pidió que primero humedeciera mi traca con sus fluidos vaginales y lo hice encantado. El calor que desprendía su rajita era muy excitante, me tentó la idea de metérsela por ahí, pero era consciente de que el auténtico morbo estaba en el otro agujero. La mujer de mi padre se apoyó contra la puerta del ascensor y echó el trasero hacia atrás para ponérmelo en bandeja. Me sujeté la verga, dispuesto a penetrarla, y la acerqué poco a poco, hasta que metí la punta en su ano. Angélica gritó y golpeó con fuerza la puerta, pero yo seguí empujando ...
... hasta que se la clavé entera. No era lo mismo que tenerla metida en un dilatado y jugoso coñito, pero conseguí bombear, al principio con delicadeza. Angélica colocó cada mano a un lado de la puerta del ascensor y se sujetó para recibir mis embestidas. Su cara rebotaba contra el metal, pero me pedía que le siguiera dando. Me fui acostumbrando a su estrechez y cada vez me la follaba con más fuerza. - No voy a aguantar mucho más. - Córrete sin miedo. - Allá voy. - Tu leche señalará nuestro pacto. Di tres empellones más y después un cuarto con todas mis fuerzas. Fue ese último el que me hizo descargar todo el semen en el recto de esa mujer a la que durante muchos años llamé madre. Ninguno de los dos nos habíamos dado cuenta de que el ascensor volvía a estar en marcha ni que el dolor había provocado que Angélica golpeara el botón que hizo que subiera en vez de bajar. Seguía con la polla metida en su culo cuando las puertas se abrieron. Mi padre y sus empleados estaban allí presentes, llevaban hora y media tratando de rescatarnos. Aquel encierro sirvió para que le rompiera el culo a mi madre y el corazón a mi padre, lo que siempre había querido evitar. Me subí los pantalones y bajé por las escaleras los cuatro pisos a toda prisa. Cuando llegué a la planta baja vi a decenas de personas justo delante del cuarto ascensor. A pesar de todo, no pude evitar asomarme para cotillear, aunque hubiera preferido no hacerlo. La mujer que había muerto en pleno polvo me hizo ...