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Mi madre y su Jefe 2 La cena
Fecha: 29/10/2025, Categorías: Voyerismo Autor: em5, Fuente: TodoRelatos
... y me pidió un vaso de agua. Mientras se lo traía, recordé todo de nuevo, las imágenes se agolparon en mi cerebro de improvisto , y le mire a la cara sonriendo mientras se lo daba, tratando de contener la rabia, el morbo, bajando la mirada, y llendome al instante. Subí al baño a decirle a mi madre de la presencia de Armando. Cuando abrio la puerta del baño, salio una potente corriente de vapor caliente, y sonrió cuando escucho la noticia, una vez termino de acicalarse, salio de su habitación con un despampanante vestido negro ajustado, unos tacones, el cabello recogido en una coleta, los labios pintados de rojo intenso, y una debil capa de maquillaje que resaltaba sus facciones nordicas. Mi madre me preguntó si quería participar en la cena, pero yo, presa del pánico, me negué y aseguré que ya había cenado, que solo estaría en mi habitación y me iría a dormir. Mi madre, como no, asintió sin problemas y bajó a tener su cena con Armando, yo, me encerré en mi habitación y me puse en mi ordenador a navegar por internet, intentando distraerme. Durante gran parte de la noche solo se escuchaban murmullos, risas, y el ruido chirriante de los cubiertos. Yo tenía sobre el escritorio mi tarea del día siguiente, unos libros y un poco de música en mi ordenador, y sin darme cuenta, me quedé dormido ahí mismo, con la cabeza en la mesa y los auriculares apoyados en el monitor. Pero, recuerdo despertarme a eso de la 1 am, no por causas naturales o por la incomodidad de la dura mesa de ...
... escritorio, sino por unos golpes secos y unos jadeos animales que procedían del piso de abajo. Recuerdo despertarme de sobremanera, escurriendo mis ojos, con una extraña taquicardia, con esa misma sensación que había sentido en las oficinas, terror, excitación, el peligro inminente. Me levanté a hurtadillas y abrí la puerta débilmente, el eco de los jadeos y gemidos resonaban por todo el pasillo, era como una sinfonía uniforme de golpes y gemidos secos, y algún ruido gutural también. Mientras andaba por el pasillo hasta las escaleras para descubrir el origen de esos sonidos, mi corazón aumentaba su ritmo con cada paso, y los flashbacks regresaban como estrés postraumático, asaltandome otra vez. Ya de pie frente a las escaleras, y bajando un par de escalones, me agaché y pude ver los pies de mi madre, aun con los tacones puestos, colgando en un extremo de la mesa, y agachándose un poco más, presencié el horror, por segunda vez. Armando, aquel cerdo inmundo, tenía a mi pobre madre con el culo en pompa a 4 patas y los muslos juntos, resaltando su forma de corazón, estaba sobre la mesa, con los platos apartados para dar espacio a su lujurioso ritual. Sujetaba a mi madre por la coleta mientras la embestía por detrás, podía ver su enorme rabo entrando y saliendo del coño húmedo de mi madre mientras la pobre jadeaba y gemía casi con la lengua fuera. Era evidente que estaba sintiendo un éxtasis frenético, un placer inhumano, era adicta a él. Y mientras Armando embestía y gruñía, ...