Confirmaciones y cambios - Relatos Eróticos

Confirmaciones y cambios

... Hryhorivka nadie hacia caso a esas cosas. En cuanto al apellido sus padres no estaban casados, ella lleva el de su madre, una perra dominante de cuidado.

—Parece que te cae mal…

—¿Mal? No. Olha es la única que tuvo la suerte de pasar por sus manos y cuando nos lo contó varias nos corrimos de pensar en haber sido ella.

—Mi experiencia práctica se limita a lo que he vivido con Ama Pacheco, antes me limitaba a ver vídeos. Así conocí a Master Brian y me animé el día que lo vi a darle la tarjeta. Oyéndolo esa noche tuve celos de Ama Pacheco bueno aún no sabía que se llamaba así.

»De hecho, cuando me llamó y se identificó como Susana, y después «la chica del restaurante a cuyo Amo disté tu tarjeta», estuve a punto de decirle que no. Sinceramente, le di dos tarjetas porque ella también me gustaba, pero aún estaba celosa de pensar que ella se había follado a Master Brian y yo solo podía masturbarme con sus películas. Y más cuando al preguntarle por él me dijo que ya lo conocería dentro de unos meses.

—¿Y qué te ha parecido? ¿Cómo es que os habéis reunido ya? Él acaba de llegar de un largo viaje —preguntó Anastasia omitiendo que ella había hecho el mismo viaje con él—. Y por lo que yo sé no estaba previsto que ayer se reuniese con Susana.

—Me llamó Ama Pacheco ordenándome… bueno porque Master Brian que quería mi sangre para una de vosotras…

—¿Minerva, Nuria? ¿Les ha pasado algo? —la interrumpió Anastasia.

—No lo sé. Solo que querían sangre de un grupo ...

... concreto. Y por supuesto que se la di. Si la médico rubia no me hubiera dicho que no, habría donado dos veces…

—Me alegro de oír que pienses así —comentó Pedro entrando en la cocina vestido únicamente con unos holgados pantalones cortos—, eso te hará ganar puestos. Aunque tenemos que hablar primero. Y no lo negaré pero hay verías chicas delante de ti para que me las folle por primera vez.

—Lo que desee Amo —aceptó Antonia levantándose y poniéndose de rodillas, extrañada de ver que el resto seguían comiendo su desayuno o, al menos, sentadas en las sillas.

—Puedes levantarte —dijo Pedro—, veras que en las comidas el protocolo es más bien laxo, salvo cuando alguna está castigada a comer en el bol. Aunque ya que estas así, si quieres puede abrir la boca, si no seguro que habrá otra voluntaria para servirme de retrete. —Antonia abrió la boca todo lo que pudo—. Espero que sepas beber en botijo porque yo no paro.

Pedro orinó un chorro fuerte y acre. Antonia tragó como pudo sin cerrar la boca. Efectivamente había bebido mucho con botijo, pero siempre agua fresca y de nulo sabor, no orina caliente y acre como ahora. Por suerte Pedro dejó de mear segundos antes de que ella se derrumbase en el suelo presa de un fuerte orgasmo.

—Gracias Amo —dijo Antonia un poco recuperada mientras él la ayudaba a levantarse—. Es un sueño hecho realidad. Me he masturbado mucho con sus películas.

—Me alegro. Tenemos unos días para conocernos mientras estás oficialmente en el hospital. —Anastasia ...