La excursion naval - Relatos Eróticos

La excursion naval

... obedientes, los dos gorilas procedieron a salir de la sala, pero la voz de Hassan les interrumpió.

-Esperen, esperen… Pueden quedarse un rato más. Y dirigiéndose a su familia les dijo. Son nuestros fieles servidores, se lo han ganado, no pasa nada porque se queden a contemplar estos bellos cuerpos. Seguro que a las señoritas no les importa.

-Gema, Patricia, dijo Omar hablando a las chicas ¿Verdad que no les importa que estos caballeros vean esos preciosos pechos?

No sabían si era una pregunta que precisaba respuesta, pero el hecho era que sus pechos ya estaban siendo vistos por todos, incluidos esos dos hombres, así que poco o nada tenían ya que autorizar.

Sin esperar respuesta sonó la voz de Omar padre.

-Por supuesto, que se queden. Y mientras los dos guardianes volvían a colocarse a la izquierda del escenario, añadió. Fátima por favor, quítales los sujetadores, prefiero verlas con los pechos totalmente desnudos que con las prendas colgando.

La labor requería de unas tijeras, dado que, al tener sus brazos amarrados arriba, no era posible sacar los tirantes, pero rápidamente uno de los guardianes abrió un gran armario lleno de utensilios y unas tijeras aparecieron.

Hábilmente Fátima fue cortando los tirantes y en menos de un minuto, ambos sujetadores yacían en el suelo, quedando las dos chicas cubiertas solamente por sus braguitas blanca y negra. Con sus brazos levantados y estirados hacia arriba, sus pechos lucían espectaculares y los espectadores ...

... gozaban de ello.

-Papá pues si los pechos te parecen lindos, espera a ver sus culos, jajaja. Chicas, voltéense por favor.

Las mujeres, a duras penas por sus amarrajes dieron medio giro y enseguida espontáneamente los dos guardianes subieron al tablado y ayudaron a voltearlas, de forma que los asistentes pudieron ver sus traseros cubiertos aún por sus bragas.

A una orden, los guardianes se retiraron y las chicas volvieron a su posición de frente inicial.

-Fátima por favor, descúbralas por completo.

Así de seca y así de simple sonó aquella orden en los oídos de las chicas, cuyos ojos empezaban a humedecerse. La chica árabe tampoco dudo, subió y esta vez comenzando por Patricia, agarró el elástico de sus bragas y se las bajó hasta la altura de mitad de sus muslos. La chica comenzó a llorar.

Después, agarró las bragas blancas de Gema y con más dificultades pues eran más ajustadas, siguieron también su camino hasta quedar bajadas a la altura de sus muslos.

Durante unos segundos nadie hablaba, no se oía más ruido que algún gimoteo de Patricia y todos, guardianes incluidos, no quitaban ojo de aquellos dos cuerpos desnudos.

-Por favor, Fátima, quítales las bragas por completo.

La mujer árabe también bien enseñada y sin dudar, agarró las bragas de Gema y sin mucha colaboración por parte de la chica, se las sacó por los tobillos. Luego procedió del mismo modo con Patricia, la cual más humillada y hundida, fue levantando primero un pie y después el otro para ...