La excursion naval - Relatos Eróticos

La excursion naval

... facilitar la salida de las bragas por sus piernas.

Finalmente, ambas quedaron completamente desnudas allí amarradas y con su ropa interior en el suelo junto a ellas.

-Bueno niñas, vamos a comenzar los juegos de resistencia.

El misterio quedó rápidamente desvelado cuando abriendo el armario sacaron un par de látigos que provocaron la mirada aterradora de las chicas.

-Jugar es muy fácil, vosotras mismas nos indicáis vuestro límite de resistencia al dolor y entonces, pagaréis una prenda.

Los dos jeques se colocaron detrás de las mujeres, aprovechando también para contemplar sus traseros ahora ya desnudos, y sin utilizar aún los látigos, comenzaron a manosearlas el culo, uno con cada una de ellas. Después de amplios manoseos, comenzaron a darles leves azotes con sus manos, que las chicas aguantaban sin mucho dolor pero con mucha humillación.

Aquellos azotes fueron ganando en intensidad y entonces Ahmed y su primo que permanecían sentados les indicaron:

-Cuando queráis que paremos, solo tenéis que decir alto y claro la palabra “basta” y pagareis la prenda que corresponda. La primera prenda será un buen beso.

Las chicas aguantaban los manotazos que con fuerza les propinaban y su trasero ya estaba colorado por los impactos de aquellas rudas manos, hasta que Patri fue la primera en decir Basta.

Sin demora, Hassan que se encontraba tras ella se colocó por delante, la agarró la cabeza con ambas manos y comenzó a besarla en la boca mientras ella resignada ...

... solo luchaba por respirar. Tras un par de minutos, Hassan la dejó, pero para su sorpresa, el otro jeque ocupó su lugar besándola. Cuando se dio por satisfecho dijo:

-Hijos, ¿queréis besarla?

Omar y Ahmed rechazaron la propuesta, pero entonces el jeque miró a los guardianes y les hizo el ofrecimiento, que no dudaron en aprovechar, besando también la boca de la pobre chica, que atada solo podía resistir.

Acto seguido, Omar continuó con los azotes sobre el culo ya dolorido de Gema, que no tardó mucho en pronunciar Basta. Fue besada apasionadamente en primer lugar por Omar, su azotador, para después ocupar su lugar su hermano Hassan. Después hizo el mismo ofrecimiento y esta vez los hijos si aceptaron el ofrecimiento y se levantaron a besar a la chica. Desde el primer momento su belleza les había encandilado y no quisieron perder oportunidad de besarla. Gema soportó con asco, con rabia y resignación aquellos besos y aquellas lenguas no deseadas que entraban en su boca.

El juego continuaba y ahora los dos jeques tomaron un pequeño látigo.

-Chicas, la recompensa por la que jugáis ahora es un manoseo completo de todo vuestro cuerpo, les dijo el joven Omar desde su sillón.

Y nada más oír esas palabras, su padre soltó el primer latigazo sobre la espalda de Gema, que se estremeció y pronunció una leve queja. Después llegó un segundo latigazo, y un tercero y ya no pudo aguantar más.

-Basta por favor, basta.

Su azotador fue el primero en cobrar la prenda y desde ...