La excursion naval - Relatos Eróticos

La excursion naval

... detrás donde aún estaba, la abrazó acercando su cuerpo al culo de Gema y con ambas manos la tocó los pechos, primero despacio, luego más fuerte y tomando pellizcos, hasta que sus manos bajaron por su vientre estremeciendo a la chica, alcanzando enseguida su entrepierna. Metiendo una mano desde atrás entre sus piernas y otra mano por la parte delantera, manoseaba a placer a Gema, que solo podía llorar y soportar aquello. Tocar los escasos vellos recortados que tenía en su vulva le encantaba.

Luego el turno fue de Hassan, que hizo lo mismo, aunque decidió hacerlo de frente, tocando también todas las partes de su cuerpo, haciendo hincapié en su trasero, donde llegó a rozar con sus dedos la entrada de su ano.

Los demás renunciaron al manoseo y decidieron continuar con el turno de Patricia, la cual solo resistió dos latigazos sobre su espalda y Hassan, su azotador, inició el manoseo de forma muy similar a como había actuado con la otra chica. También hizo hincapié en su trasero, abriendo sus nalgas y buscando el orificio que tocaba con sus dedos ante los gestos desencajados de la chica al sentirlo.

Luego fue el turno de su hermano, quien dio buena cuenta de los amplios pechos de la muchacha y también la tocó a conciencia entre las piernas, recordando además que era virgen, y eso le provocaba mucho morbo,

Los demás también renunciaron al manoseo y los guardianes, deseosos de participar en aquello, no fueron invitados y se quedaron con las ganas.

-Chicas, vamos con ...

... la última prueba, anunció Ahmed. Ahora la recompensa será una estupenda felación. Recordad, si aguantáis los 10 latigazos, no habrá nada que pagar.

Las chicas escucharon aliviadas que se trataba de la última prueba, si bien aquella mal llamada recompensa no era plato de gusto para ninguna de ellas y 10 latigazos era mucho por aguantar.

Ahora se intercambiaron los papeles, y eran los jóvenes quienes tomaron los látigos, mientras los mayores contemplaban desde el sofá.

Zas, sonó el primer latigazo en la espalda de Gema que la pilló desprevenida, zas un segundo latigazo acompañado de un grito de dolor. Tenía que aguantar, zas otro latigazo, zas otro más. Ya iban 4 latigazos y la piel de la espalda de la chica se comenzaba a abrir, empezando a mostrar algo de sangre. Ante la sorpresa de Omar por la resistencia de Gema, tomó de nuevo el látigo y mucho más fuerte le propinó dos latigazos seguidos cuyo sonido estremeció la sala, al igual que los dos gritos posteriores de la mujer. Al séptimo latigazo no pudo resistir más y pronunció la palabra clave.

Gema estaba destrozada de dolor, pero sin compasión ninguna, los guardianes bajaron el nivel de las cadenas que ataban sus brazos hasta permitir que sus rodillas tocasen el suelo, y en esa posición, uno tras otro, los 4 abusaron de su boca. Fue Omar el primero, la agarró con su mano derecha de sus cabellos rubios y haciéndola levantar la cabeza puso su polla a la altura de su boca. Tras 2 o 3 intentos la chica optó por abrir ...