La excursion naval - Relatos Eróticos

La excursion naval

... el placer que aquel maduro hombre sintió, que en menos de un minuto había eyaculado y procedía a liberarla de aquella presión en su interior.

Pero apenas unos segundos después, Omar hijo se situaba por la parte delantera del aquel aparato y agarrándola por los cabellos negros levantaba su cabeza y la obligaba a abrir la boca violándola de nuevo por allí. Cuando se notó satisfecho, se colocó en la parte de detrás y sin miramientos la penetró violentamente por el ano. Aunque ya no era la primera vez, le dolía aún más que momentos antes cuando había sido desvirgada. Chillaba, gritaba, suplicaba... Sentía como la estaban destrozando por dentro. Ahora no eran hilitos de sangre los que le brotaban sino una más abundante hemorragia que corría por sus piernas y ya manchaba el suelo. Omar no frenaba, entraba y salía de la chica con rabia, con fuerza, con violencia, una y otra vez durante casi 5 eternos minutos, hasta que su polla no pudo retener más el semen y lo depositaba en el intestino de la muchacha.

Los otros 2 hombres no quisieron prolongar la agonía de Patricia y decidieron desatarla de aquel potro de tortura. Cuando lo hicieron, ni siquiera se mantenía en pie y cayo al suelo. Fue recogida y llevada otra vez en volandas hacia una de las camas, donde la depositaron sangrando y manchando aquellas sábanas de forma evidente.

Y pusieron los ojos en la rubia. Ella al ver las intenciones hizo 2 o 3 quiebros corriendo por la sala hasta que enseguida la agarraron y entre dos ...

... siguió el mismo camino que su compañera. Con algo más de resistencia y algo más esfuerzo, en cuestión de minutos Gema se encontraba atada en la misma posición que había estado Patricia anteriormente. Lucía espectacular, aquellos cabellos rubios colgando de su cabeza hasta casi tocar el suelo, esas piernas esculturales y aquel culito perfecto.

Fue el turno de Omar padre, quien al igual que había hecho su hijo antes quiso primero que la chica chupase su polla. Después se colocó frente a su culito, lo contempló, lo tocó, agachó su cabeza para morderlo y finalmente colocó su pene en aquella linda entrada. Lo intentó una vez, otra más, pero se dio cuenta que precisaba también la ayuda del gel. Al fin y al cabo, también era un culo virgen y difícil de acceder. Le untó el gel con sus dedos mientras Gema no cesaba de suplicar al notarse tocada en su virginal parte. Los dedos rodeaban el agujero lubricándolo hasta que al menos uno de ellos se abrió paso ante la desesperación de la chica. Enseguida abriéndose de nuevo el albornoz apuntó su polla a la entrada y presionando ayudado con su mano, consiguió que entrase unos cuantos centímetros. Los chillidos de la muchacha evidenciaban aquella penetración y de otro empujón alojó la totalidad de su barra en el interior de aquella cavidad. Luego con ritmo cada vez más rápido fue entrando y saliendo, entrando y saliendo. Gema emitía quejidos lastimeros a cada acometida y un hilito de sangre comenzaba a bajar por su pierna izquierda. Así tuvo ...