La excursion naval - Relatos Eróticos

La excursion naval

... cuando la extenuación había hecho mella en ellas. Ya no intentaban nadar hacia el barco, era inútil. Trataban de mantenerse juntas, llorando, sin saber siquiera que decirse.

En medio de su desesperación, ni siquiera se habían percatado que el yate había dado la vuelta y se dirigía de nuevo hacía ellas. En poco tiempo, tenía de nuevo al barco parado a unos 30 metros de ellas, que con esfuerzo intentaban nadar para alcanzarlo. Cuando estuvieron a la altura de este, observaron que los mismos hombres seguían en la barandilla observándolas.

-¿Disfrutaron del baño señoritas? Se les nota un poco cansadas.

Ellas respiraban aliviadas, todo lo aliviadas que podían estar, por subir de nuevo a aquel maldito barco. Pero aún les esperaba una última sorpresa.

-¿Quieren subir al barco y tomar un refresco?

La respuesta era obvia y los ojos de las chicas estaban abiertos como platos en busca de esa escalerilla que les permitiera subir al barco y que se demoraba tanto.

-Lo que pasa señoritas, es que ahora han cambiado las normas a bordo del barco. No se permite utilizar la parte de arriba del bikini. Si quieren subir, deben quitárselo y tirarlo al mar.

Gema y Patricia no daban crédito a lo que habían escuchado, ni se les hubiera pasado por la cabeza tal petición y estaban tan perplejas que ni acertaban a articular palabra ni hacían movimiento alguno más allá del de mantenerse a flote.

En esto, oyeron que el barco hacía rugir de nuevo sus motores y aunque no se había ...

... aún desplazado, los hombres desde la cubierta les decían adiós con sus manos. Este hecho hizo reaccionar rápidamente a Gema, que muy temerosa se sacó la parte de arriba del bikini y a los pocos segundos Patri había hecho lo propio.

-Ahora tiren los bikinis bien lejos, les ordenaron desde arriba.

Sin dudar ellas lo hicieron y se mantenían a nado con sus pechos al descubierto, si bien eso ahora no era su principal problema, mientras desde el barco los hombres se reían, las miraban y veían como los sujetadores de sus bikinis se alejaban flotando en el mar. No podían verlas bien sus tetas, pero se adivinaban bien bonitas y era más el morbo que verlas.

Enseguida desplegaron una escalerilla desde la cubierta hasta el agua y fue Patri la primera en alcanzarla. Trepó por ella, agarrándose con ambas manos a los laterales e impulsándose con los pies. Poco la importaba en esos momentos dejar sus pechos a la vista hasta que alcanzó la cubierta y uno de los guardianes le tendió una mano para ayudarla a entrar al yate. Una vez arriba, se cubrió sus pechos con ambas manos y permanecía asomada a la espera de su amiga.

Gema hizo el mismo camino, con sus tetas al descubierto fue trepando nerviosa por la escalerilla y arriba adoptó la misma posición que Patri, tapándose sus pechos.

-Bien chicas, esperamos que esto os haya servido de lección sobre lo que puede pasaros si os portáis mal, si desobedecéis o hacéis algo que nos haga enfadar a mi o a mi familia.

Ellas escuchaban, no ...