Mi hermana, sus amigas y la madre que las parió - Relatos Eróticos

Mi hermana, sus amigas y la madre que las parió

... mermelada y mantequilla, junto a un gran vaso de zumo. Espero a que desayunase y me estuvo preguntando, bastante preocupada, si se había perdido algún archivo, a lo que yo le contesté que eso tendría que comprobarlo ella, ya que yo no sabía los que tenía ni antes ni después de formatearlo, y de paso dejaba claro que no me había preocupado de ver lo que ella guardaba en su portátil.

Cuando acabe, ella recogió la taza, el vaso y los cubiertos y los lavo y coloco en su sitio, luego me llevo a la habitación donde estaba la lavadora y la secadora y me enseño el canasto donde debería echar mi ropa sucia, que en ese momento ella sacaba e iba echando a la lavadora. De pronto saco un tanga de color amarillo, y dijo con una sonrisa traviesa y mirándome sonriente me enseño la prenda:

-Te tendrás que ir acostumbrando a tocar estas prendas, ya que somos cuatro mujeres y el día que te toque, tendrás que echarlas a la lavadora y luego tenderlas. Estas braguitas son de mi madre, pero como comprenderás también están las de Lola, las mías y las de tu hermana.

-Pues si no hay más remedio, habrá que hacerlo, - dije haciéndome el resignado, pero en el fondo me pareció algo excitante intentar saber a quién correspondía cada una de esas prendas íntimas, y cuando la puso en marcha le dije – Pues tampoco es algo complicado, solo hay que tenderla cuando terminé ¿no es así?

-Depende de que prendas, la mayoría las metemos en la secadora y luego, - me explico Lulu - una vez secas se doblan y ...

... se reparten a cada uno las suyas.

-¿Y cómo sabre yo de quien de vosotras es cada prenda? – la pregunte con extrañeza – Por ejemplo, ¿cómo voy a saber que la tanga que me has enseñado es de tu madre?

-Anda coño, pues es verdad. – dijo riendo – Ya buscaremos una solución, ahora vamos a la piscina, que te espera una sorpresa.

La seguí mirándole como andaba moviendo su hermoso culo, que llevaba bajo una camiseta amplia y larga, ya que le llegaba prácticamente a las rodillas, y nos dirigimos a la parte trasera de la casa a través del salón, y una vez allí me dio un vuelco el corazón, que estuvo a punto se salirme por la boca, pues estaba Violeta hablando con Bea y Lola, estas dos sentadas en una tumbona con unos bikinis d escasa tela, y ella de pie, gesticulando como era habitual en su forma de actuar, pero resulta que solo llevaba un mini bikini, cuya parte de arriba escasamente le cubrían los pezones y sus espectaculares pechos se balanceaban con cada gesto, subiendo o bajando, o de un lado a otro, pero denotando una firmeza y consistencia total.

Al ver que sus interlocutoras desviaban su vista para mirarnos a Lulu y a mí, se volvió y esgrimiendo una sonrisa tremenda me abrazo y me dio dos besos húmedos en mis mejillas, pero rozando en ambos casos mis labios. Yo que iba solo con el bañador recibí además de los dos besazos, la caricia de sus pezones en mis hombros, comprobando que la jodida de Violeta los tenía más duros que yo el cipote, que sin previo aviso de nuevo ...