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Arakarina (01: Una chica cualquiera, Introducción)
Fecha: 01/12/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Hetero Autor: george45winer, Fuente: SexoSinTabues30
... inquisidores vegetales: toman el árbol tierno, pequeño, germinante, y lo van haciendo presa con un alambre muy fino que de a poco va a acallar ese ser en erupción, haciéndolo estético, apropiado, armonioso, a precio de amagar su natural inquietud de crecer, de ser. Luego el arbolillo es bello pero apócrifo, y bajo esa tesitura su belleza es falsa, y a nadie engaña, resulta más bello cualquier arbusto. Si supieras cuánta gente hay en el mundo con vocación de artesano del bonsái y de cuántos matices llegan a ser los hilos constrictores que les sirven de herramienta, realmente te abrumarías, posiblemente hasta llores. Los hay disfrazados de novios, padres, madres, hermanos, sacerdotes, amigos, amores, esposos, y hasta honestamente vestidos de enemigos. El bonsái real es, por el contrario, un ser magnífico. Pequeño en tamaño, pero inmenso. Es enano, es cierto, pero es singular, raro, extravagante, longevo. El bonsái natural es perfecto. Sus hojas son casi imperceptibles e irradian casi la misma ternura que los vellos no formados de un niño, su tronco es como una escultura en miniatura de un cuerpo atlético, al cual no le falta nada, todo está en su sitio y perfectamente delimitado, aunque a escala, con la diferencia que el bonsái late. En términos estéticos es algo así como lo hermoso, y en términos científicos es sencillamente una maravilla tecnológica. A estas alturas, y si eres tan sensible y audaz de cabeza como he llegado a suponer, has de estar sintiendo una gran ...
... inquietud respecto de qué es lo que quiero decir con todo esto. Tal vez sientas el corazón un poco aterrado sólo de imaginar que yo crea que eres una mujer bonsái (después de todo acabo de sugerirte que en ocasiones percibo una parte expuesta y en otras una oculta, y la oculta tal vez se relacione con la autominimización), y tal vez eso pueda archivarse en el cajón de «lo lamentable». Tu que creías que yo era capaz de comprenderte, y sobre todo, de admirar la belleza de tu ser interior, intemporal y eterno. Shh. No digas nada todavía, aun no termino, y no es de mí de quien debes cuidarte si soy bastante capaz de notar que eres linda. Bueno. Antes de que pienses que «qué chasco», sería conveniente que escuches la parte final de mi explicación. Imagina un artesano del bonsái masacrando arbolitos, cortándoles las ramitas con sus exquisitas tijeras, rebanando las hojas que dejen al descubierto que el arbolito es en verdad un arbusto, cortándoles las orillas para que parezcan plumas de colibrí, conteniéndose de cercenar las hojillas al excitarse pensando que son alas y que él, el artesano, es amo y señor de cualquier crecimiento. Señorío que sólo emplea para negar, nunca para fomentar. Imagina que el artesano del bonsái compra arbolitos a buen precio, que mucha gente se los vende. Imagina también que un buen día aparece un personaje dispuesto a venderle un arbolillo más. El artesano le paga y extiende las manos con verdadera lujuria. El personaje, que es en cierto modo el ser, saca ...