-
Mi hermano me compra mis tangas parte 3
Fecha: 02/12/2025, Categorías: Incesto Autor: DanaeG, Fuente: TodoRelatos
Al llegar a casa, lo primero que hice fue ir al baño. Con todo lo que había pasado en el transporte, por alguna razón, aparte de caliente, había quedado con unas tremendas ganas de hacer pis. Apenas me senté en la taza y empecé a soltar un fuerte chorro de orina. Hacía mucho ruido al caer en el agua del escusado, como si fuera una manguera a presión. Mientras orinaba, me puse a inspeccionar mi tanga, que la tenía enrollada en mis piernas. Estaba completamente mojada y batida de algo que parecía semen o mocos blancos. Obvio que no era semen, pero se miraba como si lo fuera. Lo empecé a tocar con mis dedos y me entretenía viendo cómo, al separarlos, se hacían pequeños hilos pegajosos entre ellos. Yo me he masturbado muchas veces, sobre todo cuando me pongo a leer relatos o cuando me estoy bañando, pero era la primera vez que ponía atención al líquido que salía de mí. Como dije, eran como una especie de mocos blancos, y la parte inferior de mi tanga, justo donde queda mi vagina, estaba completamente batida de ese moco. Me dio curiosidad y olí mis dedos, y estaba a punto de meterlos en mi boca para probarlos cuando David tocó la puerta del baño diciéndome que necesitaba usarlo también. Rápido me limpié y le respondí que ya salía. Me fui a mi recámara y me acosté a descansar y tratar de poner mis pensamientos en orden. Pero me era imposible. Estaba a punto de masturbarme cuando escucho de nuevo la voz de David gritándome a través de la puerta que había encargado pizza ...
... a domicilio para que comiéramos. Como dije en otro relato, nuestros padres son muy religiosos y regularmente acuden a congresos y reuniones de la iglesia, así que seguido nos quedamos solos David y yo. Y este era uno de esos fines de semana, así que tendríamos toda la tarde para nosotros. Me quité toda la ropa, inspeccioné de nuevo mi sucia tanga y la boté en mi cesto de ropa sucia. Me puse solo una playera corta que dejaba descubierto mi estómago y una pantalonera que uso para hacer ejercicio o estar cómoda en casa. No me puse sostén ni calzón por debajo. Salí de mi cuarto y me encaminé al de David. "¿Qué haces, hermanito?", le pregunté al entrar a su cuarto. "Acomodando mis figuras", me respondió mientras hacía lugar en sus repisas para poner la figura nueva que había comprado. Él también se había cambiado a ropa más cómoda. "¿Cuál es la que compraste?" "Es Cody Rhodes. Era la que no había podido conseguir". "Déjame verla", le respondí. Me gustaba mucho ver a mi hermano feliz. Tomé la figura en mis manos mientras él me explicaba emocionado acerca de ese luchador. Lo poco que conozco de eso es porque David me cuenta las historias de los luchadores o incluso a veces lo acompaño a ver los shows de WWE en TV. Yo seguía excitada. Mi mente y mi cuerpo no habían superado lo que había pasado en el transporte. Y eso me hizo pensar una idea. O más bien dicho, una locura. Le dije a David que iba a mi recámara y que volvía en un momento. Rápido entré a mi ...