1. Mi hermano me compra mis tangas parte 3


    Fecha: 02/12/2025, Categorías: Incesto Autor: DanaeG, Fuente: TodoRelatos

    ... comentarios o a mi correo si estoy en lo correcto.
    
    Pensé en empinarme para que me viera bien, pero por alguna razón me dio pena que al hacerlo David me vería el ano. No sé por qué eso me dio vergüenza. ¿O acaso la Danae tontita y penosa que he sido siempre luchaba por salir y tomar el lugar de la Danae traviesa que era yo en ese momento?
    
    No lo sé, pero me ganó la pena y no me agaché frente a mi hermano.
    
    "Estás peluda, se te salen por los lados", me dijo David apuntando a mi entrepierna.
    
    "Jaja, sí, qué pena. Es que no tenía planeado hacer esto. ¡Solo ... se me ocurrió de repente!"
    
    "Estás loca, Danae. "¡Que nuestros padres no se enteren de esto o nos matan!", me dijo David.
    
    "Lo sé, que sea secreto entre nosotros. Además, pues no estamos haciendo nada malo. ¿O sí?" le respondí.
    
    "Pues... no, creo que no. Es como cuando éramos niños y nos llevaban a nadar a la alberca y andábamos en calzón o traje de baño. Bueno, así lo veo yo".
    
    "Ahhh, no se vale, porque si esto es como cuando íbamos a nadar, entonces tú también ponte en calzón o traje de baño. "¡No nada más yo!", le dije y le di un pequeño golpe en tono de broma.
    
    "¿Quieres que yo también me quede en calzones?", me respondió David un poco serio.
    
    Estaba por responderle cuando escuchamos que tocaban la puerta.
    
    "La pizza", dijimos los dos al mismo tiempo.
    
    David sacó dinero de su cartera y se quedó pensativo.
    
    "¿Qué pasa?", le dije.
    
    "No puedo salir así con el pito parado", me dijo muy serio, ...
    ... para luego ambos estallar en risa por lo ridícula que era la situación.
    
    "No te preocupes", le dije, quitándole el dinero de sus manos.
    
    "Danae, no!" lo escuché gritarme pero no le hice caso y corri hacía la puerta.
    
    Miré por la ventana para asegurarme de que era el repartidor de pizza y, luego de ver que sí era, abrí la puerta. Era un chico como de la edad de mi hermano, parado frente a la puerta con dos cajas de pizza en sus manos. Se quedó mudo al verme.
    
    Yo, por mi parte, estaba frente a él, con mi largo cabello negro suelto y sin peinar, con mi pequeña blusa corta que marcaba mis erectos pezones y que dejaba a la vista mi ombligo y mi estómago. Y por supuesto mi diminuta tanga transparente que no ocultaba nada. Era casi como si estuviera desnuda de la cintura para abajo. Sentí como los pelitos de mi vagina se humedecían con solo ver la expresión de asombro del repartidor.
    
    "Hola, ¿cómo estás?", le dije de forma coqueta.
    
    Todo lo que llevo de vida, de niña hasta adolescente, me he considerado niña buena, bien portada, con buenas calificaciones en la escuela y que voy a la iglesia los domingos. La chica que otras madres ponen de buen ejemplo a sus hijas.
    
    Y ahí estaba yo, por primera vez en mi vida sintiéndome sexy. No, sexy no.
    
    Sintiéndome PUTA.
    
    Así como se lee. Así como lo he leído en tantos y tantos relatos.
    
    Sintiéndome puta. Mostrándome casi desnuda enfrente de mi hermano y ahora enfrente del repartidor de pizza. Y estaba segura de que así como ...