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La prostituta y su nuevo cliente
Fecha: 07/12/2025, Categorías: Confesiones Autor: Birdie, Fuente: CuentoRelatos
... quedarse con la sensación de que te has corrido y le has empapado y eso solo se consigue con lubricante a chorros o que te follen como los dioses y esto último pasa una vez de un millón, las llaves de casa y mi monedero y salí con el tiempo preciso, un taxi a la puerta y —A la cafetería de Serrano 2… —¿Por dónde quiere que vayamos? —Suba Príncipe de Vergara El taxista, un joven que no dejaba de mirarme y desnudarme con los ojos seguía hablándome, pero yo cerré mis oídos concentrada en la pasta que me iba a pagar Robert y para animar el cotarro, me desabroché un botón de la blusa pícaramente mientras hacía que miraba por la ventana. Pagué la carrera y tomando aire me dirigí a la puerta, ya sabía quien era él, pues era la única mesa con un hombre y nos presentamos. —¿Robert? —Si, ¿Alba? —Si, mmm, que guapo eres, que sorpresa, no te esperaba así -primera mentira. —Gracias, yo si creo que tú eres muy guapa —Muchas gracias, le dije coqueta. Me senté a su lado y le besé en la comisura de los labios para oler su miedo, ese miedo que tiene todos los hombres que se ven conmigo por primera vez. —¿Quieres que tomemos algo o nos vamos? —Prefiero que nos marchemos, luego nos lo tomamos si quieres. Robert pagó su consumición y antes de que me preguntase le dije que tenía un apartamento donde podríamos estar más tranquilos, en realidad es un apartamento que comparto con unas amigas para estas lides y que nos coordinamos cuando tenemos alguna cita, ...
... todas colaboramos y pagamos los gastos, la limpieza de tollas, zapatillas de ducha, geles o el mismo listerine, entre nosotras se hace fácil y nos llevamos bien; el cándido Robert venía tras de mi como un gatito o mejor dicho como un perrillo abandonado sin darse cuenta como me relamía. Tras un breve paseo llegamos y subimos a la novena planta y última, creo que los porteros saben a que nos dedicamos pero por mi carácter creo que ni se atreven a abrir la boca cuando me ven salvo para decir buenos días. Abrí la puerta con decisión y le pregunté si quería beber algo; me pidió un Gin Tonic -ahora todos los pijos quieren Gin Tonic— que le preparé con cierta dedicación mientras él me desnudaba con la mirada y sus manos, se le veía nervioso, presuroso, es decir, de los clientes que nos gustan, los que tienen prisa por meterse en materia y se corren en cuanto les susurras que estás muy caliente. Con cierta premura le dije que me pagara y sacó un sobre de esos de boda con la tarifa por una hora, lo guardé en un bolsillo interior de mi bolso que tenía difícil acceso y volví con él. No dio tiempo a que se lo bebiese, pues me fui a la ducha y le invité a que se viniese conmigo, esperé al agua caliente y nos metimos juntos, aún no le había besado y aproveché para besarle en la boca mientras agarraba su miembro para enjabonarlo, le dejé la polla limpia como una patena y me dispuse a secarme y le invité a usar el enjuague bucal, le dije que por precaución, mentira podrida, pero los ...