1. Aventurero Espacial Tony: Capítulo 1


    Fecha: 08/12/2025, Categorías: Gays Autor: Thiago Luis da Silva, Fuente: TodoRelatos

    Aventurero Espacial Tony: Capítulo 1 - La Jungla de Afrodisia
    
    Llevaba días con el cuerpo ardiendo, buscando acción, algo que me pusiera a mil y me dejara temblando. Afrodisia, con sus junglas azules y sus bichos salvajes, era el lugar perfecto para saciarme. Soy Tony, 28 años, cuerpo fibrado, pelo oscuro, ojos que dicen "venga, atrévete". Me muevo por el multiverso grabando documentales para los morbosos que sintonizan mi streaming en la red galáctica. Mi dron IA, el cabrón que nunca se cansa, flota a mi lado, capturando cada detalle para los espectadores que quieren ver hasta dónde puedo llegar.
    
    La jungla de Afrodisia es un puto espectáculo: árboles azules altísimos, ramas cargadas de frutas que parecen pedir a gritos que las pruebes, y flores que se retuercen alrededor de anémonas terrestres como si estuvieran follando con la tierra. Todo huele a vida, a sudor, a sexo. Estoy caminando entre la maleza, el mono de neopreno pegado al cuerpo, marcando paquete, sudando como un cerdo bajo el calor húmedo. La cámara del dron zumba, enfocando las texturas de las plantas, los colores que te hacen querer lamerlas. Pero yo no vine solo por las flores. Quiero algo más... bestia.
    
    Decido enseñarles a los espectadores la nuez de korbax, una fruta que dicen que te pone como una moto. Me acerco a una zona densa, aparto unos arbustos y, joder, ahí está: un gorila siluro azulado, un bicho de tres metros, puro músculo, con un rabo de metro y medio colgando entre las piernas. La ...
    ... cámara se acerca, capturando el brillo de su piel azul y el movimiento pesado de su polla, que parece viva. El bicho gruñe, golpea el suelo con los puños, haciendo temblar la tierra. Mis huevos se encogen, pero mi polla se despierta. Este es el material que hace que la audiencia se corra en sus asientos.
    
    —¡Hostia, mirad esto! —grito al dron, con la voz temblando de adrenalina—. Un gorila siluro azulado. Estos cabrones son puro carácter, te arrancan la cabeza si los cabreas. Pero tranquilos, sé cómo manejar esto.
    
    El gorila me mira, sus ojos negros como pozos, y suelta un rugido que me pone los pelos de punta. Mi instinto dice "corre", pero mi cuerpo dice "juega". Sé que estos bichos tienen una debilidad: están cachondos todo el puto tiempo. Y si quiero salir vivo y con un vídeo que reviente las visualizaciones, tengo que darle lo que quiere.
    
    —Vale, colegas, aquí va mi jugada —digo, mirando directo a la cámara mientras me acerco al bicho—. Para calmar a un gorila siluro, hay que satisfacerlo. Y yo soy el cabrón que lo va a hacer.
    
    Me pongo de rodillas delante del monstruo, su rabo a centímetros de mi cara. Huele a selva, a macho, a algo que no debería tocar pero que no puedo resistir. El dron zumba, enfocando el falo gigantesco, venoso, palpitante. Me lamo los labios, dejo caer un poco de saliva para lubricarlo, y me lo meto en la boca. Es jodidamente enorme, me llena la garganta, pero lo trabajo con ganas, moviendo la lengua de arriba abajo, sintiendo cómo el bicho ...
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