Aventurero Espacial Tony: Capítulo 1 - Relatos Eróticos

Aventurero Espacial Tony: Capítulo 1

... corta —jadeo al dron—. Los plateados van a saco, te destrozan si no estás listo. Pero, joder, cómo mola.

Estoy perdido en el ritmo, el bicho bombeándome como si quisiera partirme, cuando siento otro rugido. El gorila azulado, el primero, está de vuelta, y parece que no le gusta compartir. Su rabo está tieso otra vez, goteando, y me mira con ojos de depredador. No tengo tiempo de pensar: se planta delante de mí, me agarra la cabeza con una mano que parece una garra, y me mete su polla en la boca. Es un puto cañonazo, me llena la garganta, me hace arcadas, pero no para. Me folla la boca con la misma fuerza que el plateado me da por el culo, y yo estoy atrapado entre los dos, un juguete para estos monstruos.

—Joder, chicos, esto es el multiverso —balbuceo entre embestidas, la voz ahogada por el rabo del azulado—. Dos bestias dándome a la vez... ¡esto es para vosotros, cabrones!

La cámara capta todo: mi cara roja, las lágrimas en los ojos, el rabo azul entrando y saliendo de mi boca, el plateado destrozándome el culo. Los gorilas gruñen, sudan, sus cuerpos oliendo a selva y testosterona. Estoy al límite, mi polla dura sin tocarla, mi cuerpo temblando. El plateado se corre primero, llenándome con chorros espesos que me hacen gemir contra el rabo del azulado. Siento mi culo chorrear, dilatado, roto, pero jodidamente vivo. El azulado no se queda atrás: me agarra la cabeza más fuerte, me folla la garganta hasta el fondo, y suelta una lefada que me llena la boca, caliente, ...

... salada, desbordándose por las comisuras de mis labios.

Cuando terminan, los dos gorilas rugen, se miran como si se hubieran marcado un puto gol, y se largan entre los árboles, dejándome tirado en el suelo, exhausto, cubierto de sudor y lefa, el culo y la boca destrozados. Pero estoy sonriendo. Miro al dron, apenas pudiendo hablar, y suelto:

—Joder, colegas, esto es Afrodisia. Dos bestias dándome caña para vosotros. Espero que hayáis disfrutado, porque yo estoy en la puta gloria.

Me quedo ahí, jadeando, el cuerpo temblando, cuando oigo un zumbido diferente. No es el dron. Es un transbordador espacial, bajando entre los árboles, las luces cortando la niebla de la jungla. La compuerta se abre, y sale Kael, uno de los tíos de mi nave, un maromo de piel morena y brazos que podrían levantarme sin esfuerzo. Lleva el uniforme de la tripulación, pero sus ojos brillan con una mezcla de preocupación y diversión.

—Tony, joder, ¿qué coño has hecho esta vez? —dice, corriendo hacia mí. Me levanta en brazos como si fuera un muñeco, mi cuerpo flojo contra su pecho. El dron sigue grabando, pero Kael lo mira y gruñe—: Corta la transmisión, ya está bien por hoy.

El dron obedece, la luz roja se apaga, y el streaming termina. Kael me lleva al transbordador, mi mono todavía a medio bajar, el cuerpo pegajoso y roto, pero con una sonrisa que no se me quita. Mientras subimos, miro por la ventana la jungla de Afrodisia, sabiendo que esto es solo el principio. El multiverso está lleno de ...