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Mi esposa y nuestro amigo holandés
Fecha: 08/12/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Mario, Fuente: CuentoRelatos
... alto y musculoso. Suele llegar sin avisar previamente, siempre entre las dos y las tres de la tarde; de modo que cada vez que suena el timbre del portal a estas horas, Silvana y yo nos miramos, pensando (o deseando) que pudiera ser él. Se sienta a la mesa mientras mi esposa le prepara algo de comer y yo me afano en abrir la botella de vino que siempre está preparada para él. Después de comer ambos deshacen la bolsa de viaje y me encanta ver a Silvana hacerle la cama (o decirle que como la última vez sólo estuvo una noche, no le ha cambiado las sábanas) y tomar con cariño su ropa para ordenarla en los cajones de la cómoda. Estamos todos de muy buen humor y en plan de fiesta, por lo que nadie se corta; así que de vez en cuando uno u otro abrazamos a Silvana. Se morrean como enamorados y él le pasa la mano cariñosamente por la cabeza. Lo habitual es que después se vaya y no vuelva hasta el día siguiente, tras haber pasado la noche de marcha y follando con su novia. Llega cansado y se tumba en la cama para echar una siesta, que suele durar toda la tarde. Al despertar se ducha, siendo inevitable que ella entre en algún momento en el cuarto de baño, para llevarle una toalla o algún útil de aseo. Salimos a cenar y tomamos unas copas antes de regresar a casa, donde hacemos unos porros y bebemos whisky o champagne entre francas risas. Apenas habla conmigo de su novia, dándome a entender que está fuera de nuestro rollo y que él no tiene ninguna intención de hacer de ella ...
... una puta como hago yo con mi mujer. Normalmente Silvana y Paul pasan la noche juntos en la habitación de invitados y sólo de vez en cuando me permiten entrar a verles, aunque siempre dejan la puerta entreabierta para que puedan grabarse con fuego en mi cerebro los gemidos de placer y los alaridos gozosos de mi esposa, que siempre está deseosa de sentir la penetración de aquel pene adúltero que se yergue airadamente demandando la posesión de la hembra que lo ha puesto en tal estado. En algún momento me despido, poniendo por excusa que me ha entrado sueño y me voy a la cama. Les deseo una buena noche y que lo pasen bien. Me voy a la habitación dejando la puerta abierta y cojo un libro, aunque con la excitación no consigo leer una sola página. En todo caso, dejo siempre la luz de la mesilla encendida, para que sepan que estoy despierto. No suele pasar mucho rato antes de que oiga pasos, dirigiéndose a la habitación de invitados, acompañados de cuchicheos y risitas apagadas. Se acuestan y de inmediato puedo escuchar los suaves crujidos del lecho. Se están abrazando. No es de extrañar que al cabo de un rato mi mujer venga a la habitación sonriente y en bragas, me dé un besito en la frente y coja el tubito de vaselina de mi mesilla. La palpo un poquito y ella se va, contoneándose provocativa. Pocos minutos después empieza la sesión de jadeos, gemidos y algún alarido sofocado (es el momento en que la está penetrando por su entradita posterior, cosa a la que no es muy ...