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Gritos de éxtasis y agonía en el callejón (II)
Fecha: 13/12/2025, Categorías: Gays Autor: Jhosua, Fuente: TodoRelatos
... contarle lo sucedido. Le conté la historia, desde el principio hasta el final, las escenas más explícitas y la humillación que sentía. El hombre escuchaba, su mirada se volvía más intensa, su mano no dejaba de masajear su entrepierna. ·“Entiendo. Pero ¿y si te encuentran así? Van a pensar que esto es una casa de putas. Explícame”. La exigencia en su voz me hizo estremecer. No tenía fuerzas para discutir ni para inventar una excusa plausible. Solté. ·“Y eso es lo que ha pasado... No me atreví a negarme. Eran tres, no me quedo otra que entregarme”. Le confesé, casi susurrando. El silencio se hizo pesado, solo roto por el sonido de su respiración agitada.Por un momento, creí que me compadecería, pero su respuesta fue mucho más perversa. ·“No quisiera tener que contar tu aparición de hoy en la próxima reunión de vecinos. Sé cómo puedo ayudarte y cómo podrías tú. A cambio de mi silencio, tendrás que silenciar mi boca”. Me miró con una sonrisa maliciosa. Sus ojos, con una chispa de malicia, me indicaron la dirección. Me di cuenta de que su petición no era negociable. Estaba en un callejón sin salida, atrapado entre la vergüenza y el chantaje. Con el corazón en la garganta, me indicó mi labor, no sin antes despojarme de mi suéter. Me arrodillé ante él, mi mirada fija en la suya, y con lentitud, me acerqué a él, preparándome para cumplir su demanda, para silenciar el escándalo y salvaguardar mi reputación. El viejo, con una risa gutural, se desabrochó ...
... el pantalón. Su miembro, ya duro, saltó de su ropa interior. Era grueso y estaba surcado por venas hinchadas, pulsando con un ritmo propio. Se inclinó hacia mí, y ese olor repugnante que casi me hace vomitar, ese olor de su excitación que me inundó. Exclama. ·“A ver esa boquita”. Me dijo, su voz ronca y llena de anticipación. Mis manos temblaron al tomarlo, mis dedos acariciando su piel flácida y arrugada. Con un movimiento lento y deliberado, lo introduje en mi boca, mis labios cerrándose alrededor de su glande. La sensación de su piel, suave y dura al mismo tiempo, contra mi lengua, era intensa. Comencé a mover mi cabeza, arriba y abajo, mi lengua rodeando su glande, explorando cada vena, cada curva. Exclamó. ·“¡Oh, sí! ¡Qué bien se siente!”. Gimió, su voz llena de placer. Mis manos se movieron a su base, acariciándolo en sincronía con mis movimientos, sintiendo cómo se tensaba con cada caricia. El sabor ácido de su precum llenó mi boca, y lo saboreé, disfrutando de su esencia, de su deseo. Soltó. ·“¡Más rápido, putito, quiero correrme en tu boca!”. Me instó, su voz llena de urgencia. Aceleré el ritmo, mi cabeza moviéndose más rápido, mi lengua trabajando sin descanso, determinada a llevarlo al borde del éxtasis. El viejo, con una mano, me agarró del cuello, mientras con la otra, agarro mis cabellos, tirando de mi pelo con fuerza. Exclama con pulla. ·“Qué cabello más suave, tienes maricón”. Susurró, su voz llena de asombro y lujuria. El dolor ...