1. Mi primera vez


    Fecha: 13/12/2025, Categorías: Jovenes, Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    El encuentro
    
    Era un día cualquiera en mi último año de preparatoria. A la hora de la salida, el aire se llenaba con el bullicio habitual: risas, charlas y el ronroneo de los autos que llegaban a recoger a los estudiantes. De pronto, un coche se detuvo cerca de la entrada, y de él bajó un chico que capturó mi atención al instante. Con una presencia que destilaba confianza, tenía un carisma que parecía atraer todas las miradas. Llegó con amigos, pero él destacaba sin esfuerzo. Nuestros ojos se encontraron, y por un segundo el mundo se desvaneció. Había algo en su mirada (una mezcla de audacia y curiosidad) que encendió un cosquilleo en mi interior.
    
    Se acercó con paso seguro, una sonrisa juguetona en los labios, y preguntó mi nombre. Su voz, cálida y ligeramente provocadora, me dejó casi sin palabras. Balbuceé mi respuesta, y cuando me pidió mi número de teléfono, se lo di sin pensarlo dos veces. En ese momento, un grupo de chicas salió de la escuela, entre ellas mi «rival» en esos juegos adolescentes de popularidad. Ella y yo éramos las «bonitas» de la escuela, siempre compitiendo en concursos de belleza y en la atención de todos. Subió al auto con él y sus amigos, y se marcharon, dejándome con una mezcla de intriga y celos.
    
    Esa tarde, mi teléfono vibró con un mensaje suyo. Mi primera pregunta fue si ella era su novia, incapaz de contener la curiosidad. «No, solo es una amiga», respondió con naturalidad, y me invitó a una fiesta que organizaba ese fin de semana. ...
    ... Acepté sin dudarlo, con el corazón acelerado por la emoción.
    
    La fiesta
    
    Llegó el día, y él pasó por mí. Desde el momento en que abrió la puerta del auto, se comportó como un caballero, con una mezcla de galantería y seguridad que me cautivó. Era unos cinco años mayor que yo, y su forma de hablar «madura», relajada, con un toque de humor, me envolvió de inmediato. La fiesta era un torbellino de energía: música vibrante, risas y el tintineo de vasos llenaban el aire. Jóvenes de varias escuelas se mezclaban en un ambiente desenfadado. Él, como anfitrión, parecía estar en todas partes, pero sus ojos siempre regresaban a mí.
    
    Bailamos bajo luces tenues, nuestras risas tejiendo un hilo invisible entre nosotros. La noche avanzó, y en un momento nos refugiamos en una sala más íntima de la casa, lejos del bullicio. Allí, sin previo aviso, sus labios encontraron los míos. Su beso fue suave al principio, pero pronto se volvió profundo, cargado de una pasión que me hizo olvidar el mundo. Sus manos exploraron mi cintura, descendiendo con una audacia que aceleró mi pulso. Pero yo, aún tímida ante esas sensaciones nuevas, le pedí que se detuviera. Había estado en situaciones similares antes, y siempre terminaba frenando a los chicos, lo que solía provocar enojo. Él, sin embargo, me sorprendió. Con una calma que me desarmó, asintió, me aseguró que todo estaba bien y me ofreció algo de beber. Se sentó a mi lado, y seguimos charlando como si nada hubiera pasado, hasta que le pedí que me ...
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