-
Mi primera vez
Fecha: 13/12/2025, Categorías: Jovenes, Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... despacio trataba de meterlo pero mi cuerpo no cedía, el dolor me hizo pedirle que parara. Lo intentamos varias veces, con paciencia, pero no lográbamos avanzar, ni un poco de su pene lograba entrar. Finalmente, le dije que era suficiente. Él no insistió; en cambio, me cubrió de besos, recorriendo mi cuerpo con una devoción que me hizo desear quedarme en ese momento para siempre. Me llevó a casa, y aunque mi mente estaba llena de ideas románticas sobre la «primera vez perfecta y con el hombre perfecto», mi corazón sabía que lo que había vivido con él ya era especial. La decisión Nos seguimos escribiendo, y aunque los dos confesamos lo mucho que nos había gustado ese encuentro, yo insistí en que no podíamos seguir así. Quería que mi primera vez fuera con alguien «especial», con un novio, no con alguien que vivía el momento sin promesas. Su respuesta fue honesta, casi brutal: «No estoy en un punto en el que pueda tener una novia. Me gusta disfrutar la vida, y eso es lo que puedo ofrecerte». Intenté poner fin a lo nuestro, esperando que me detuviera y me rogara, que dijera algo para retenerme, en ese tiempo solia conseguir lo que quería de los chicos. Pero él aceptó mi decisión con una madurez que me dejó descolocada. «Lo entiendo», escribió, «y lo siento si no puedo darte lo que buscas». Me dolió, pero su sinceridad me hizo respetarlo aún más. Aun así, no dejamos de escribirnos. Él adoptó un tono más amistoso, sin coqueteos, lo que me desconcertaba. Un día me habló de ...
... otra fiesta, más pequeña, solo con sus amigos cercanos. Le pregunté si podía llevar a una amiga, y aceptó. Cuando llegué, lo vi con otra chica, demasiado cerca para mi gusto. Los celos me quemaron por dentro, pero intenté disimular. Mi amiga notó mi incomodidad y sugirió irnos, pero me negué. No quería darle el poder de afectarme tanto. En un momento en que lo vi solo, me acerqué y lo besé sin pensarlo. Su abrazo fue cálido, pero sus palabras me frenaron: «Ya hablamos de esto». Le dije que no me importaba, que quería que mi primera vez fuera con él. Para mi sorpresa, él dudó. «No quiero lastimarte», dijo, con una sinceridad que me desarmó. Pero yo insistí, tomándolo de la mano y llevándolo a su habitación. El momento Nos desnudamos con una urgencia que contrastaba con la suavidad de sus caricias. Sus labios recorrieron mi cuerpo, deteniéndose en cada curva, susurrando lo mucho que le gustaba. Cada roce era me enchinaba la piel, cada beso una chispa que encendía. Cuando intentó ir más allá, al igual que el intento anterior, aunque mi vagina escurría en fluidos, su pene no lograba entrar el dolor regresó, pero esta vez estaba decidida. Le pedí que continuara, y aunque las lágrimas asomaron a mis ojos, la mezcla de placer y dolor era abrumadora, casi adictiva. Finalmente, logramos cruzar esa barrera, y el mundo pareció detenerse, de golpe casi la mitad de si miembro entro en mi, trataba de contener mis gemidos. Su presencia, imponente y segura, llenaba cada rincón de mi ...