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Mi mujer y mi vecino cogen, eso me parte el alma (2/2)
Fecha: 15/12/2025, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... espectadores, aplausos y pedidos de seguir la muestra fue aceptada pues se dio vuelta y, sacando el trasero, se abrió las nalgas para dejar bien visible el ano, primero fruncido y luego ligeramente abierto al separar más los glúteos. Ahí caí en cuenta de la diferente actitud de los dos acompañantes masculinos, uno flaco casi inexpresivo y el otro rellenito muy extrovertido; este último, cuando el dueño de casa exhibió a mi mujer como si fuera una cosa de su propiedad hizo festejos grandilocuentes, en tanto el otro permanecía fumando y tomado un trago; ante esa postura de indiferencia, Rubén preguntó. -“Qué te pasa Braulio, mirá que hembra pongo a tu disposición”. -“Lo que ocurre jefe es que las ganas me vienen cuando una mina quiere estar conmigo, y esta que, o es demasiado puta y le gusta cualquier pija, o se ofrece por darte en el gusto, aunque pensándolo bien, podría probar ese culito”. Entonces el dueño de la puta estableció los turnos. -“Primero voy yo, que no quiero saborear semen ajeno, luego te toca a vos que estás más alterado y, mientras recargamos las bolas, vos Braulio entrás en escena, de más está decir porqué sos el último”. Y así fue, los dos primeros usaron la hembra por los tres lugares usuales provocándole tres buenos orgasmos que la dejaron exánime pues no le habían dado tiempo de recuperación; el gordito pareció eyacular hasta la idea de semen a juzgar por los gesto y gritos, si hubiera aguantado un poco más mientras la enculaba y ...
... frotaba el clítoris, la cuarta acabada de mi mujer estaba asegurada. Estando Fernanda boca abajo tratando de reponerse, entendí por qué Braulio había sido dejado para el final, en un abrir y cerrar de ojos se desnudó, dio la última pitada al cigarrillo y mostrando como si nada una majestuosa verga, se aproximó a la desfallecida para levantarla poniéndola en cuatro, hacer una estocada fuerte por la concha que goteaba y después poner el glande en el culo, comenzando, sin prisa, pero sin pausa, a barrenar el recto. Que no era un ingreso agradable, o algo ajustado pero soportable por una pronta adaptación, eran testimonio la cara, los quejidos lastimeros y las lágrimas, aunque quizá eso no era lo peor, lo grave es que no tenía escape pues no solo era sujetada desde la cintura por el vergudo que la envestía, sino también por sus anteriores machos servidos que, sosteniéndola de los hombros, soltaban sus carcajadas complacidos por el espectáculo. -“Ahora puta de mierda, con este empujón vamos a invertir el recorrido de la digestión, mi leche te va a salir por la boca”. Y después de semejante empujón, a juzgar por las expresiones faciales de la hembra, ojos abiertos al máximo, frente fruncida y boqueando, si no fuera por la disposición orgánica, el cogedor hubiera acertado. Ella tirada como trapo, intentando recuperarse después del temblor generalizado del cuerpo producto de varias corridas continuadas, tomó conciencia de que algo nuevo venía, porque uno se puso de espaldas ...