1. Cuando follé con mi suegra (1 de 3)


    Fecha: 15/12/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Carloss, Fuente: CuentoRelatos

    Hola, me llamo Carlos y mi vivo en una pequeña población al sur de Andalucía con mi mujer. Casi todos los fines de semana solemos desplazarnos a la ciudad donde viven mis suegros y pasar con ellos los días de descanso, ya que la relación con estos siempre ha sido estupenda.
    
    Especialmente con mi suegra con la que tengo mucha afinidad. Tengo que reconocer que ya desde novio de su hija siempre me ha atraído enormemente por y eso que nunca me ha dado motivos, pero jamás quise darle más importancia de la debida puesto que estaba enamorado de mi actual mujer. Diré que soy tremendamente feliz con ella y jamás le he sido infiel hasta que… bueno…
    
    Es mejor que se los cuente detenidamente. Mi suegro es el típico hombre que dedica toda su vida a trabajar y no es muy cariñoso que digamos con su pareja. Mi suegra, que rondará ya los 50 años, es una mujer callada y algo acomplejada por tener unos kilos de más. Una tontería puesto que no es una mujer obesa ni mucho menos, pero si tiene sobrepeso, un sobrepeso que puedo asegurar que ya quisieran muchas. Es morena, de 1,60 aproximadamente y con un trasero enorme de los que resaltan al terminar la espalda, es decir, como aquí solemos decir, respingón. Sus tetas no son ni pequeñas ni grandes y sus piernas son largas y fuertes, de anchos tobillos y muslos gruesos.
    
    Vamos una delicia de mujer. Siempre me han atraído las mujeres maduras, sobre todo las que tienen esos “kilitos” de más pero nunca me había atrevido a ir más allá.
    
    El caso ...
    ... es que uno de esos fines de semana llegamos como siempre con nuestras maletas, pero debí hacerme daño en el cuello y tenía ligeras molestias. Ella se ofreció a la tarde del sábado a darme un buen masaje prometiéndome arreglármelo en un santiamén. Me llevó al baño de su dormitorio y me sentó en el wáter con la mala fortuna para ella de no acordarse de retirar unas grandes bragas beige que estaban encima del cesto de ropa. Se excusó rápidamente quitándolas de mi vista diciendo que disculpara, pero aquella escena me hipnotizó.
    
    Estuve muy nervioso durante el masaje y ella no sé si llegó a percibirlo, aunque hablaba con normalidad mientras sus manos trabajaban. La mejoría fue instantánea y así acabó el fin de semana. No paré de pensar en sus hermosas bragas durante toda la semana y al llegar el siguiente fin de semana ocurrió lo inesperado.
    
    En el almuerzo los padres de mi mujer nos contaron que habían estado en el médico y que le habían dicho a ella que tenía las piernas cansadas, recomendándole hacer más ejercicio y dieta. Como siempre mi suegro se jactó de haberlo dicho siempre y que debía de comer menos cuando todos sabemos que es más un problema de metabolismo más que de cantidad de comida. El caso es que ese fin de semana era diferente a los demás, ya que mi mujer debía el domingo de coger el tren porque el lunes tenía una entrevista de trabajo muy importante.
    
    Mi suegro se ofreció a llevarla temprano así que sobre las doce de la noche ya se habían retirado a dormir ...
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