1. Una dulce venganza


    Fecha: 18/12/2025, Categorías: Infidelidad Autor: insaciable, Fuente: CuentoRelatos

    Estábamos esa noche en el baile de las fiestas de mi pueblo, yo pasé la mirada por todo el salón para ver si se encontraban algunas de mis amigas del pueblo, cuando veo que mi marido me hace un gesto de enojado y sale a toda prisa rumbo a la entrada del salón y toma la acera dirigiéndose al parqueo. Caminé rápidamente detrás de Gerardo. Él estaba furioso, aunque a decir verdad jamás sabía cuándo no lo estaba.
    
    –¡Por favor, detente! –le grité cuando vi que no lo alcanzaría.
    
    –¡Déjame! –dijo sin voltear la cara siquiera.
    
    –Te juro que no te entiendo, ¡no sé qué te hizo molestarte! –dije desesperada.
    
    Entonces volteó y me miró francamente enojado.
    
    –Crees que no me di cuenta? Vi cómo le coqueteabas al marido de Mercedes. Te comportaste como una cualquiera.
    
    En nuestros veinticinco años de casados aún no podía entender la causa de sus celos constantes. Yo prácticamente había modificado todos mis hábitos con tal de complacerlo. Ya no usaba las minifaldas ni las blusas ajustadas para evitar que se sintiera incómodo, había dejado de culear con mi yerno después de que nació mi nieto, ya no salía a reuniones de escuela donde al final me cogía un vecino, en fin, ahora sólo mi marido me culeaba y nunca estaba contento. Casi no veía a mis amigas e incluso había dejado de trabajar, pero nada parecía ser suficiente. Siempre encontraba motivos para sus reproches. Su enojo esta noche no tenía razón y yo ya estaba harta.
    
    –Pues si quieres estar así, lo siento, ya no voy a ...
    ... aguantar esto –dije furiosa y dispuesta a dar por terminada la discusión. Me di la vuelta y regresé a las fiestas de mi pueblo. El pareció vacilar, pero finalmente se dirigió al auto y partió rumbo a la casa.
    
    Entré de nuevo donde estaban mis primas a punto de llorar.
    
    Marisela se me acercó y me pregunto:
    
    –¿Van mal las cosas no?
    
    –Ya estoy harta de esta situación, pero no voy a ceder esta vez. Si quiere que nos separemos, ni modo, lo único que pienso es en el futuro de mis hijos –dije tratando de parecer controlada.
    
    Me colé entre las parejas que bailaban y me dirigí a la barra, pedía cualquier cosa y me dispuse a olvidarme de mis problemas. Estuve varias horas y aproximadamente a la una de la mañana me dispuse a salir a buscar un taxi.
    
    Esperé algunos minutos y me arrepentí de no llevar suéter esa noche. El frío comenzaba a encarnizarse. De pronto alguien puso una mano en mi hombro.
    
    -¿Te podemos llevar? –pregunto una voz masculina.
    
    Volteé y ahí estaba un hombre alto que había visto en las fiestas y a su lado otro tipo que parecía bastante pasado de copas.
    
    No suelo aceptar ese tipo de ofrecimientos, pero el frío y la ausencia de taxis me hizo aceptar de inmediato.
    
    Se presentaron. El tipo alto se llamaba Enrique y el otro, más bajo de estatura, pero más guapo también se llamaba Juan. Le dije mi nombre: Haydee.
    
    Subimos a un auto color cobre y les di las indicaciones para ir a mi casa. De platica en platica comencé a hablar de mis problemas y de repente me ...
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