1. Una manera poco peculiar de aprender


    Fecha: 19/12/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Hetero Incesto Autor: PetterG, Fuente: SexoSinTabues30

    ... nerviosa.
    
    — Está bien, pero esto queda entre nosotros, ¿entendido?
    
    Diego asintió rápido, y Lucas también, mientras decía.
    
    — Claro, prima, ni una palabra”.
    
    Entonces, sus manos temblorosas agarró el borde de la tanga. La bajó despacio, dejando que la tela resbalara por sus piernas. Los gemelos miraban fijo, viendo la piel que aparecía. Cuando la prenda cayó al suelo, notaron que no estaba rasurada como las chicas de los videos que conocían. Y empezaron a murmurar en voz alta.
    
    — ¡Mira eso! No se ve nada con tanto pelo — dijo Diego riendo y señalando.
    
    — Sí, pensé que sería diferente, como en las películas — dijo Lucas mientras se tapaba la boca, riendo.
    
    Carla, los escuchó roja de la vergüenza, y rápido puso las manos abajo para cubrirse. Y Diego intervino:
    
    — No te avergüences, Carla. Igual no sirve de nada, no se ve nada ahí”.
    
    Ella parpadeó, dándose cuenta de que tenía razón. El nerviosismo se aflojó un poco, y soltó una risa corta.
    
    — Tienen razón, supongo. Qué suerte la mía.
    
    El cuarto estaba caliente, lleno de risas torpes e incómodas. Y Carla, de pie frente a ellos, miró a Diego y Lucas desnudos. Se sentía algo aliviada, al ver que ambos no tenían erecciones. Y pensó que al final, esto solo era un juego para ellos, nada serio.
    
    — Bueno chicos, ya fue suficiente. Vístanse ahora.
    
    Pero Diego negó con la cabeza, todavía con una sonrisa.
    
    — No, espera, no tan rápido.
    
    Lucas se inclinó hacia ella, con los ojos brillando.
    
    — Sabemos ...
    ... las fórmulas ahora, Carla. Vamos con una más: si escribimos todas sin un solo error, te rasuras ahí abajo, pero si fallamos, nos vestimos y se acaba.
    
    Carla rió fuerte:
    
    —¿Otra apuesta? Van a perder como siempre. Pero saben que… acepto!!
    
    La tensión regresó al instante. Cada uno tomó una hoja y un lápiz, y se sentaron en el escritorio. El sonido de los lápices rayando el papel llenó el cuarto, rápido y constante. Carla los miró desde la cama, sentada, con una mano cubriendo el pecho y con las piernas cruzadas, esperando que fallaran.
    
    Y cuando terminaron, le entregaron sus hojas. Ella las revisó, cada fórmula con cuidado, buscando cualquier error. Pero no había nada. Todo estaba correcto. Y suspiró, dándose cuenta de que había perdido otra vez.
    
    —No lo creo. Es que… rayos, no sé cómo lo hicieron. Pero, ganaron de nuevo.
    
    Diego saltó, gritando de emoción.
    
    —¡Te lo dije, Carla! ¡ Te lo dije!
    
    Lucas aplaudió, y dijo sin titubear:
    
    — Cumple, prima. Queremos ver como la tienes.
    
    Carla se puso nerviosa, con el corazón latiendo rápido.
    
    —No voy a hacerlo. No traje nada para eso”.
    
    Pero Diego, levantó una mano tranquilo.
    
    — No hay problema. Sé dónde guarda papá la espuma y la rasuradora.
    
    Lucas asintió, sonriendo.
    
    —Sí, en el baño, en los cajones debajo del lavamanos.
    
    Carla respiró hondo, atrapada. Si no cumplía, ellos podían contarle a su madre, y estaría en serios problemas. Y asintió a regañadientes.
    
    —Está bien, pero esto no sale de aquí, ...
«12...678...»