Roommates - Relatos Eróticos

Roommates

... equipada. Ya me veía cocinando mi especialidad como toda una chef: arroz con huevo…

La primera semana pasó muy tranquila diría yo. Casi no coincidíamos y las pocas veces solo hablábamos temas demasiado superficiales. Su porte era impecable, siempre bien vestida y oliendo a elegancia. A diferencia de mí, que me gustaba combinar colores, llevar mi cabello en un chongo desarreglado y escuchar música a todas horas. Eramos como agua y aceite, no entendía muy bien por que me había elegido entre los candidatos pero estaba agradecida.

Su actitud era confusa, había momentos que me quedaba viendo con una intensidad que me helaba la sangre, como examinando mis palabras más allá de lo que yo le decía. Y otras veces simplemente me ignoraba. Si.. lo sé, era todo un encanto…

Me la imaginaba siendo la típica jefa que siempre anda de malas, como si tuviera metido un palo en el trasero. Guapa pero inaccesible.

Tenía que reconocer que era una mujer muy llamativa; ojos saltones color miel, cuerpo atlético y unos pechos envidiables.

Me sentía pequeña a la par de ella. Su presencia llenaba todo el lugar sin dejar espacio para nada más…

Sin darme cuenta me fui obsesionando, me mataba la curiosidad saber cómo pensaba, el por qué de su actitud. Quería saber cómo caerle bien, como hacer la convivencia más espontánea. No había mucha diferencia de edad entre nosotros. Por qué se comportaba como una vieja cascarrabias?…

…Nada me iba a preparar para lo que estaba a punto de ...

... experimentar…

Un lunes cualquiera decidí finalmente probar el jacuzzi. Después de un fin de semana super ajetreado mi cuerpo pedía gritos relajación. Sabía que Ericka estaba en la casa, seguro encerrada ya sea en la oficina o en su habitación. Dormir temprano era parte de su rutina diaria. Así q no me preocupé por ponerme mucha ropa, me puse un bikini blanco bien chiquito que compré un día que me sentí super sexy y jamás lo usé por vergüenza…

Las burbujas, la noche estrellada, la brisa del viento fresca combinada con lo tibia del agua y la Cuba libre que me había preparado de 90% alcohol y 10 % Coca Cola provocó que sintiera todo el doble. Mi piel reaccionaba a cada estímulo del entorno.

Cerré mis ojos, disfrutando cada segundo del éxtasis que rápidamente se convirtió en algo más atrevido.

Mis zonas mas sensibles empezaron a despertar. Mis pezones erectos suplicaban ser tocados. Sin pensarlo mucho, agarre mis pechos con ambas manos. No tenía prisa, jugaba con los pezones, los estiraba, los pellizcaba. Bajé la mano a mi sexo aún por encima del bikini y comencé a masajear mi clítoris ya hinchado y palpitante. Así estuve por un par de minutos…gimiendo apenas audible, ida del mundo real y con cierta persona rondándome la cabeza.

En otro momento me hubiera cuestionado mis nuevos gustos pero esa necesidad de querer que ella me viera, que me notara en su vida fríamente calculada no era algo que simplemente pudiera ignorar. Aunque la curiosidad me matara, me moría de ganas de ...