El mejor de los trabajos III - Relatos Eróticos

El mejor de los trabajos III

... cambiáramos de trayecto pero el devolverse no era una opción. A pesar de la insistencia del capitán de regresarnos yo seguía diciendo que continuáramos y así lo hicimos, lamentablemente fue una mala decisión, el capitán hizo lo posible para esquivar la tormenta pero no lo logramos, el cielo ya era prácticamente negro, el viento era casi huracanado y las olas eran inmensas. El capitán se puso su chaleco salvavidas y se lo puso a su nena, me dijo que me lo pusiera y así lo hice, de un pronto a otro, la nena pegó un grito, al dirigir mi mirada hacia donde ella la tenía vi la ola mas grande que nunca había visto y nos volcó….

NO RECUERDO MAS LO QUE PASO……

Cuando desperté, estaba tendido sobre la arena entre restos de material y objetos del yate (se había hecho pedazos), obviamente yo estaba totalmente en bolas con solo el chaleco salvavidas puesto; desperté ahogando y vomitando agua, a mi alrededor pude apreciar una playa hermosa de arena blanca y agua turquesa, no lograba divisar al capitán y tampoco a su hija. Me reincorporé y vi que había mucha vegetación, palmeras con cocos, arboles frutales, rocas hermosas y corales, en realidad me asusté mucho, de repente pensé que había muerto y me encontraba en el paraíso. Me dispuse a caminar a lo largo de la playa con un sol radiante (nadie diría que había pasado una tormenta por ahí), a mi paso solo había restos del yate y en ocasiones gritaba el nombre del capitán y el de su hija, de repente, a lo lejos vi un cuerpo tendido y ...

... comencé a correr hacia él, conforme me iba acercando, por la contextura del cuerpo no tardé en darme cuenta que era el capitán, claro está, también estaba en bolas con solo su chaleco puesto, al llegar a él, le di vuelta mirando hacia arriba y comencé a hacerle RCP, por suerte no duré mucho cuando el capitán volvió en si tosiendo y vomitando agua, como lo vi mejor, lo senté y este comenzó a llorar y a gritar a su hija, le dije que yo también, hace unos minutos acababa de despertar y que tenía varios minutos caminando y buscando y no la había visto,nos quitamos los chalecos que era lo único que portábamos y seguimos caminando con la finalidad de seguir buscando a la nena.

Pasaban las horas y nos dimos por vencidos, resignados, pensamos que la nena había muerto ahogada y que el mar no la quiso regresar, creo que era de tarde porque comenzaba a oscurecer, el capitán cayó en una depresión profunda, se acostó cerca de una piedra a llorar, mientras tanto yo, con el instinto de supervivencia, comencé a recolectar restos del yate y todo objeto que me encontraba que nos pudiera servir para armar alguna especie de refugio. Al caer la noche, yo ya había armado una especie de tienda con cuerdas, sábanas, restos de madera y otros materiales de la estructura del yate, así como ramas y palmas. Me fui hacia donde estaba el capitán tirado, lo reincorporé, nos dimos un fuerte abrazo y lo llevé hacia la tienda que había medio armado, por lo menos era para pasar la noche y al día siguiente, con ...