El mejor de los trabajos III - Relatos Eróticos

El mejor de los trabajos III

... ayuda de él, la terminaríamos de reforzar, además de conseguir comida e inspeccionar un poco el lugar, sin embargo todo apuntaba a que el mar nos había arrojado a una isla desierta.

Al día siguiente, desperté, no vi al capitán al lado mio, salí de la tienda y al divisar, noté que el capitán venía a lo lejos cargando algo sobre uno de sus hombros y en una de las manos cargaba algo; cuando estaba mas cerca me dirigí hacía él par ayudarle ya que lo que cargaba era un racimo de bananos y unos cocos. Abrimos los cocos con unas piedras, nos tomamos el agua y nos comimos la carne de los cocos además de los bananos; posteriormente, nos dispusimos a seguir caminando con la fe de encontrar el cuerpo de la nena y al mismo tiempo para inspeccionar el lugar. Después de varias horas, no encontrábamos señales de vida ni mucho menos de alguna civilización por lo que decidimos regresar a la playa donde teníamos la tienda, esto con el fin de terminarla de reforzar y poder pasar otra noche mas. Al anochecer, con la tienda mejor armada y después de haber comido mas bananos y otras frutas que habíamos encontrado en nuestra caminada durante el día, decidimos que al día siguiente nos adentraríamos a lo profundo de la selva por otro camino.

Al amanecer, despertamos picados por zancudos y otros bichos, comimos algo de fruta, después de esto nos adentramos en la selva llevando unos palos fuertes para defendernos de cualquier cosa que nos atacara. Después de unas horas de haber caminando tanto ...

... entre ríos, llanuras, colinas pequeñas, nos dimos cuenta que nos habíamos perdido; nos asustamos mucho y, mientras tratamos de ver si regresábamos, de repente, a nuestro alrededor, aparecieron unos tipos, también en bolas, nos vimos rodeados, estos portaban lanzas pero no parecían enojados, mas bien parecían asustados y asombrados, seguramente nunca habían visto a personas con color de piel blanca. Nos empujaron y con señas nos indicaban que los siguiéramos, claro está, no nos entendíamos, estos hablaban una especie de dialecto; después de caminar dos horas más llegamos a una aldea, que dicho sea de paso, una aldea muy grande, la misma estaba habitada, notamos que absolutamente todos estaba desnudos, supongo que ustedes, ya habran visto en documentales, habían mujeres de todas las edades con tetas grandes y algo caídas, nenas con tetitas de limoncitos apenas creciéndoles, vulvas de todos los tamaños con pelos y sin pelos, los varones, por genética de ellos, sus vergas morenas muy largas columpiándose de un lado a otro y guevos exageradamente grandes y guindando.

Conforme nos adentrábamos a la aldea, veíamos que por todo lado habían esculturas y pinturas de vergas, también notamos que en cualquier lado nos encontrábamos lugareños apareándose, viejos con viejas, jóvenes con jóvenes, viejos con nenas, madres con hijos, padres con hijas, tíos con sobrinas, en fin, el sexo en ese lugar era todos con todos, no tardamos en comprender que se le brindaba culto al sexo.

Mientras el ...