-
Mi trabajo ideal (Maestro de ceremonias de mazmorras)
Fecha: 28/12/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: Fatmaster, Fuente: CuentoRelatos
La habitación del castillo, una sala de piedra antigua con altos techos abovedados, estaba tenuemente iluminada por antorchas parpadeantes que proyectaban sombras danzantes sobre los muros cubiertos de musgo. El aire, cargado de un aroma a cuero, cera y metal, creaba una atmósfera densa y embriagadora. Me encontraba aislado por tres semanas, según lo estipulado en el contrato que firmé. Había informado a mis conocidos que había conseguido un trabajo temporal que exigía absoluta confidencialidad, aunque omití mencionar que me hallaría en un paraje remoto, un castillo gótico enclavado en una colina rodeada de bosques oscuros y neblina perpetua. Apagué mi teléfono móvil, tomé mi última ducha antes de iniciar mis labores y observé con deleite el atuendo que debía usar durante mi estadía: un catsuit de cuero sintético, negro como la noche, que se ajustaba como una segunda piel y que, según el contrato, no podía quitarme en ningún momento. Además, se me imponía la obligación de mantener estricta confidencialidad sobre lo que estaba a punto de presenciar. Acepté sin dudar, pues soy un fetichista apasionado por los trajes de cuerpo entero, y el peculiar cargo de maestro de ceremonias de mazmorra que me ofrecieron me permitía explorar libremente mis deseos más profundos. Aunque el BDSM no era mi afición principal, el rol dominante me atraía, y la oportunidad de combinarlo con mi fetichismo era irresistible. Tras unos momentos de preparación, me enfundé en el ...
... catsuit. Mientras deslizaba el material por mi piel, sentí cómo se adhería a cada curva de mi cuerpo, desde mis piernas hasta mi torso. Al ajustarlo por mi entrepierna, no pude evitar una erección involuntaria, excitado por la sensación del cuero rozando mi piel y el crujido sensual que producía cada movimiento. Completé el atuendo con botas altas de charol que brillaban bajo la luz de las antorchas, guantes largos que se extendían hasta mis codos y, finalmente, una capucha ajustada del mismo material, que cubría toda mi cabeza salvo los orificios nasales y los ojos. Mi boca quedaba oculta tras una superficie lisa, y solo podía consumir alimentos a través de mangueras dispuestas en mi habitación, un detalle que añadía un toque de sumisión incluso a mi rol dominante. Me miré en un espejo de cuerpo entero con marco de hierro forjado, admirando cómo el atuendo transformaba mi figura en una silueta imponente y misteriosa, casi inhumana. Satisfecho con mi apariencia, salí al encuentro de mis empleadores, a quienes solo conocía por nombres en clave: “Cuervo”, “Sombra” y “Espejo”. Nunca se quitaban sus máscaras ni sus trajes de cuerpo entero en mi presencia, lo que reforzaba el aura de secretismo que envolvía el lugar. Mi contacto principal era una mujer de mediana edad, conocida como “Víbora”, cuya presencia era hipnótica. Vestía un catsuit de látex rojo brillante que realzaba cada curva de su cuerpo, con un corsé negro que ceñía su cintura hasta límites ...