Capítulo 9 - El primer amanecer - Relatos Eróticos

Capítulo 9 - El primer amanecer

El sol comenzó a colarse por las rendijas de la cortina, bañando la habitación con un tono dorado y suave.

Emily fue la primera en abrir los ojos.Tardó unos segundos en reconocer dónde estaba, no por el lugar, sino por la paz que sentía. y un segundo mas para darse cuenta de que aún la abrazaba.

Por años había despertado con la sensación de que algo faltaba, que algo estaba mal, que el mundo iba demasiado rápido. Pero esa mañana... no.

Charlotte dormía con una calma que desarmaba. Su respiración era rítmica, tibia contra su pecho.

Emily no se movió. No quiso romper ese instante.

Hoy no. Hoy solo sentía el deseo de permanecer.

Apoyó con suavidad la frente sobre el cabello de Charlotte y cerró los ojos un segundo más.

Quizá... solo quizá, pensó que por fin encontró algo que vale la pena no soltar.

Por otro lado, Charlotte ya estaba despierta, pero quería permanecer así unos segundos más. Quería grabar ese instante. El olor de las sábanas, el latido suave en su espalda, el cosquilleo de estar tan cerca...

Y de pronto lo supo: Sí.Esto sí es amor.

No era admiración, ni ilusión adolescente, ni una fantasía.

Era amor. Y estaba allí. Real. Presente. Sencillo, no sabía bien desde cuando lo tiene guardado en su ser, pero si esta segura que existe y esta saliendo a la luz del sol.

Los minutos seguían transcurriendo, e intentó moverse tratando de no despertarla, pero Emily ya estaba despierta, solo que murmuró algo inentendible, Charlotte se ...

... quedó inmóvil esperando que con eso ella volviera a dormir, pero no lo logro, pues al sentir un beso cálido en su hombro, suave, dormido, como un instinto seguido de un —Buenos días — sabía que había roto ese momento que tanto quiso atesorar.

Charlotte sonrió. Se giró apenas para verla, con esa ternura que no sabía que tenía hasta ahora.

—Buenos días...

Las dos sonreían como cómplices de algo sagrado. Con sus miradas aún adormitadas trataban de descifrarse. Charlotte quería seguir ahí, perdida en los ojos de Emily y rodeada de sus brazos, pero el reloj no tuvo el mismo deseo. Era puntual, indiferente. Un recordatorio cruel de que el mundo allá afuera seguía sin pausas. Y peor aun, el recuerdo del turno hospitalario que llegó como una bofetada leve.

—Tengo que irme —dijo Charlotte con un suspiro—. Hoy me toca cubrir el área pediátrica.

—¿Tan temprano?

—Relativamente no es temprano, pero sí. Mi jefe fue muy "generoso" dándome permisos para el torneo, pero desde hoy debo cubrir varios turnos adicionales. Normalmente me pone cuando él está, lo cual... —calló—, bueno, es incómodo. Parece que me vigila.

Emily frunció el ceño, sin decir nada, pero algo se le notó en la mirada.

—Entonces, déjame prepararte algo rápido. No vas a irte sin desayunar —dijo, ya sentándose en la cama.

Charlotte asintió, aún abrazada a la almohada que tenía su olor.

Emily se levantó sin prisa, se puso una camiseta y se dirigió a la cocina con el cabello recogido en una coleta ...