El amor de mi esclava
Fecha: 28/04/2018,
Categorías:
Dominación
BDSM
Autor: charlygaucho, Fuente: CuentoRelatos
... defensa, se abrazó a mí y comenzó a llorar descontroladamente. La dejé hacerlo, el tiempo y mis brazos iban a confortarla y contenerla, sólo era necesario dejarla que se expresase, sin palabras y con lágrimas. Fueron largos minutos donde lo único que se escuchaba eran sus sollozos y quejidos, ninguna palabra surgía de nuestros labios. Lentamente se fue tranquilizando, parecía haber ingresado en un campo de paz, su cuerpo dejó de conmoverse, su llanto se aquietó hasta desaparecer. Permaneció acurrucada contra mi pecho. Luego de unos minutos, sus palabras surgieron de sus labios escondidos dentro del abrazo. - Perdón. No me pude controlar. Estoy muy avergonzada. Después de tanto tiempo de represión, angustia, aislamiento y soledad cuando noté que alguien se acercaba y me podía escuchar quise abrirme para que sólo saliese una pequeña parte de mis emociones, pero el peso de los recuerdos, mi soledad y mi tristeza me apabullaron y todo surgió solo, sin que quisiera, incontrolable, no lo pude evitar. Sé que debes estar arrepentido de la invitación, pero fue superior a mis fuerzas, no pude… - Claudia, lo único que pasó fue que donde había tristeza, soledad y abandono apareció una mujer esplendorosa en la belleza de su sinceridad. Sólo fuiste honesta y transparente, debés estar orgullosa de tu valor para enfrentar el pasado y poder descargarlo como yo lo estoy de haber sido el elegido para tus confesiones. Sus ojos bañados en lágrimas se alzaron hacia los míos mientras una sonrisa ...
... sincera y profunda iluminaba su rostro. La tranquilidad y la paz se habían apropiado de su ser. Parecía otra mujer, una que ahora tenía algo más porque luchar, porque enfrentar el futuro, una razón para ser feliz… como mujer… como hembra… Acerqué mi cara a su rostro, mis labios a los suyos y le estampé un pequeño beso sobre los mismos, un piquito que quería ser el inicio de un camino mucho más profundo. Ella sonrió aún más todavía, colocó mi mano derecha entre sus pechos, sobre su corazón que latía estrepitosamente. Entonces dirigí mi boca sobre la suya, que se entregó sin condiciones ni límites. Su lengua se enredó con la mía y ambas buscaron las profundidades de la garganta del otro en medio de un abrazo profundo y estrecho que debió durar escasos minutos, pero pareció una eternidad. Separamos nuestras bocas. Nos miramos. Nuevamente mi lengua se introdujo en su boca y comenzamos una lucha sin cuartel entre nuestros labios, nuestras bocas y nuestros cuerpos que se apretaban estrechamente, refregándose uno contra el otro. Mi mano derecha se movió lentamente desde su ubicación en el medio de sus pechos y se dirigió decididamente -por sobre su ropa- a una de sus tetas, apoderándose de esa colina de carne, apretándola entre mis dedos, haciéndola mía, mientras nuestro beso se profundizaba más y más. Lentamente fui alejando mi cara de la suya, lo que me permitió mirarla íntegramente y apreciar la frescura que emanaba ahora de aquel ser. Si antes me gustaba, ahora estaba deslumbrado ...