Madres sacrificadas 1: Cecilia paga por los pecados del hijo
Fecha: 02/05/2018,
Categorías:
Incesto
No Consentido
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... lengua, y luego besaba toda su cara con picos tiernos. Después la hizo rodar sobre la alfombra para dejarla boca abajo, le tironeó el pelo y la penetró en esa posición, ahora con más violencia. A ella no le molestó el cambio de actitud, flexionó un poco la pierna para que aquel falo gigante entre con comodidad. El hombre tomó sus manos y las apretó, mientras seguía cogiéndola. Ella pensó que el tipo se comportaba como un amante enamorado, y le gustó. “acabame en el culo” le pidió. El tipo le dio una nalgada fuerte que retumbó y le causó dolor, luego retiró su miembro y ella escuchó los chasquidos de la masturbación antes de que el semen cayera en sus nalgas. Le gustó esa última cogida, pero quería acabar de nuevo, así que giró y estando boca arriba abrió las piernas. “cójanme más” ordenó. Se sorprendió al sentir aquel aroma familiar de nuevo, era increíble que ya estuviese duro de nuevo, pero así era. El hombre besó sus labios mientras entraba de nuevo en ella. La abrazó y la penetró con movimientos cortos y suaves, que sin embargo fueron aumentando en intensidad, de manera paulatina, casi imperceptiblemente. A los pocos minutos Cecilia era sacudida con furia sobre la alfombra. Sus piernas pataleaban sobre el aire, como queriéndose escapar de su cuerpo por no soportar tanto placer. Los bruscos movimientos hicieron que la venda se corriera un poco, y cada vez se sacudía por las penetraciones del titánico pene se corría un poco más. Ya estaba a punto de acabar de nuevo. En ...
... medio de la excitación volvió a recriminarse por lo puta que era. Había ido extorsionada para proteger a su hijo Tomi, y terminó gozando como animal con tres desconocidos a los que no podía verles el rostro. Entonces la venda se corrió lo suficiente para que un ojo quedase al descubierto. Primero no vio nada, porque el tipo que la poseía le estaba dando otro beso. Pero cuando este alejó su rostro, lentamente, ella reconoció a aquel chico rubio y bello. “¡Tomi, ¿Qué hacés?, nooo!” gritó enloquecida. No lo podía asimilar, aquel que la cogía tan bien con aquel pene de caballo era su propio hijo. “¡soltame, estás loco!”, pero la que estaba enloqueciendo era ella, y lo peor de todo era que si bien había reconocido a su hijo, y se sentía asqueada, su cuerpo todavía no reaccionaba, y seguía sensible a las estimulaciones de las penetraciones de su retorcido hijo “¡soy tu mamá!” gritó con una pisca de esperanza. Quizá lo están obligando, quizá está drogado, se decía. “qué vas a ser mi mamá” habló por primera vez Tomi, mientras seguía embistiendo. Los otros dos se habían acercado para agarrarle de pies y manos y así evitar que Cecilia se salga del lugar, y por ende permitir que su hijo la siga ultrajando a su gusto. “que vas a ser mi mamá, vos sos la puta con la que se casó papá después de que mi verdadera madre muriera”, “¡no Tomi, no, yo te cuidé como si fueras mío!” dijo ella, apresada entre los tres cuerpos. “jajajaja, no me hagas reír, ¿me vas a decir que no te dabas cuenta de que ...