1. Un día de mis vacaciones (II)


    Fecha: 03/05/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... le gemí fuertes guarradas a mi amiga, me moví aparatosamente en su cara y finalmente apreté los músculos, arqueando la espalda y apretando los puños para recibir el orgasmo más hipnotizante que hasta ahora Cata me había proporcionado; luego de experimentar tal sensación quedé bastante débil, apoyándome con los codos y bajando el pie que tenía en el borde de la piscina, pero Cata no descansó hasta que de nuevo se erectaron mis pezones y mi vagina se contrajo para sentir un nuevo éxtasis, no tan descontrolado como el anterior pero si muy conveniente. - - Me recuperé, la miré, una vez estuve con mis cinco sentidos otra vez en su lugar me percaté que estaba congelándome ahí y con un rápido movimiento caí de nuevo a la cálida piscina y abracé fuertemente a Cata, apretándola con toda mi fuerza y agradeciéndole el momento anteriormente vivido, la miré a los ojos y le proporcioné un besote en la boca que recibí como una redención luego de tal orgasmo tan profundo y tales sensaciones tan encantadoras; mi amiga me adoraba, era maravillosa, quiso hacerme sentir algo que no olvidara jamás y efectivamente lo había ...
    ... logrado. - - Buscamos nuestros trajes de baño, que estaban por ahí tirados, nos vestimos y subimos con ese frío tan aterrador, estaba tardísimo pero sentía que si desaprovechaba un minuto con mi amiga iba a arrepentirme toda la vida sin embargo el sueño y el cansancio hacía mis párpados doblemente pesados de lo normal y sentía que si no dormía andaría sonámbula por todas partes; tristemente me despedí de mi amiga asegurándome de verla al siguiente día y nos besamos en el ascensor, el corredor y en el umbral de la puerta, diciéndole tiernamente que había disfrutado como nunca, que la adoraba y que le deseaba una buena noche. - - Me fui a casa, sentía en cada poro el olor de Cata y su suave piel, me encantaría dormir con ella pero sabía que realmente haríamos de todo menos dormir. Fue tan sólo poner la cabeza en la almohada para quedarme dormida profundamente, teníamos unas pocas horas más, debía descansar para tomar el impulso necesario para el siguiente día y terminar de aprovechar esta maravillosa situación que los negocios de su tía nos habían proporcionado. Pronto amanecería y tenía que volver a su lado. 
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